A menos de un mes del inicio del juicio oral más relevante por corrupción en la historia argentina, una nueva jugada judicial podría alterar su curso. Se trata del caso de los Cuadernos de las Coimas, cuyo proceso comenzará con más de un centenar de imputados, entre exfuncionarios, empresarios y colaboradores. Uno de los acusados principales, el empresario metalúrgico Enrique Menotti Pescarmona, presentó un pedido formal para que se lo declare mentalmente incapaz y, de ese modo, evitar sentarse en el banquillo. La solicitud fue ingresada este lunes ante el Tribunal Oral Federal 7, el mismo que hace pocas semanas rechazó la posibilidad de que cerca de 50 empresarios zafaran del juicio pagando dinero a modo de reparación.
Pescarmona, de 83 años, es el fundador del grupo IMPSA y está acusado de haber pagado trece sobornos entre 2008 y 2013 para asegurar contrataciones públicas. Según el expediente, habría entregado sumas fijas de 200 mil dólares a través de su colaborador de confianza, el exvicepresidente de IMPSA, Francisco Rubén Valenti. El propio chofer de Roberto Baratta, Oscar Centeno, consignó en sus famosos cuadernos que los bolsos que salían de la empresa “más o menos siempre pesaban lo mismo”. En 2018, Pescarmona declaró como arrepentido, es decir, admitió su participación en los hechos, aunque posteriormente ofreció 510 millones de pesos como “reparación integral” para evitar el juicio.
El pedido de incapacidad se apoya en un informe médico de 22 páginas firmado por el psiquiatra y perito forense Rafael Herrera Milano, quien concluyó que el empresario “presenta una incapacidad mental sobreviniente derivada de una enfermedad neurodegenerativa progresiva (Enfermedad de Alzheimer atípica), de carácter crónico e irreversible, que le impide comprender, valorar y participar activamente en un proceso judicial”. El documento se acompaña de tres estudios clínicos realizados entre diciembre de 2023 y mayo de 2024: uno del psiquiatra Julián Bustin, uno del clínico e intensivista Francisco Klein y otro del neurólogo Conrado Estol.
Los diagnósticos coinciden: Pescarmona presenta una “demencia tipo Alzheimer atípica, en estadio moderado a severo”, con “deterioro cognitivo global” que afecta la memoria, la atención y la capacidad de tomar decisiones. Además, se describen episodios de “amnesia anterógrada marcada”, “pérdida de fluidez verbal” y “desorganización del pensamiento”. En palabras del Dr. Estol, el acusado tiene “una limitación severa en la capacidad para mantener conversaciones personales o de actualidad”, lo que lo inhabilitaría para comprender el alcance de la acusación o colaborar con su defensa.
El informe también incluye los resultados de dos estudios de neuroimagen realizados en Fleni, cuyos resultados fueron presentados al tribunal. Allí se observa un “déficit neurofuncional bilateral y simétrico en redes de memoria y control ejecutivo” que, según los expertos, imposibilita que el acusado “comprenda adecuadamente cargos, roles de los intervinientes y consecuencias jurídicas”, o que “se comunique eficazmente con su defensa”. Complementariamente, una evaluación neurocognitiva de INECO detectó “un deterioro cognitivo cortical difuso que afecta todas las funciones mentales superiores requeridas para el proceso judicial”.
Las conclusiones del perito Herrera Milano no dejan lugar a dudas: “Estos déficits configuran una incapacidad psicofísica plena para estar en juicio”. El profesional remarcó que la demencia que padece Pescarmona “anula las funciones mentales necesarias para comprender la naturaleza y consecuencias del proceso judicial, asistir a audiencias o declarar con coherencia, ejercer razonablemente su defensa o valorar pruebas en su contra”.
Ahora, será el Tribunal Oral Federal 7 quien determine, en base al informe del Cuerpo Médico Forense, si el exdueño de IMPSA está en condiciones de enfrentar el juicio. El pedido llegó apenas dos días antes de que se le realizara el examen mental obligatorio, lo que podría suponer un freno temporal al juicio más esperado del año. El expediente sigue su curso, pero la estrategia de Pescarmona abre un nuevo capítulo en una causa plagada de tensiones, negociaciones y, ahora, cuestiones de salud.





