El anuncio de una línea de salvataje financiero por parte de Estados Unidos abrió un nuevo escenario para la economía argentina, aliviando temporalmente la presión sobre el dólar y ofreciendo una oportunidad de estabilización. La noticia generó expectativas de un mercado cambiario más tranquilo, con menor presión inflacionaria y la posibilidad de normalizar las tasas de interés, en un intento por reactivar una economía que se desaceleró en los últimos meses. La medida llega luego de semanas de tensiones y volatilidad, en las que la Casa Rosada buscó de forma urgente revertir un clima financiero adverso y evitar otro “lunes negro” como el que siguió a la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires.
El Gobierno combinó dos anuncios clave para modificar las expectativas del mercado. Primero, la eliminación temporal de las retenciones al agro, con el objetivo de incentivar una rápida liquidación de divisas por parte del sector exportador. Luego, y apenas minutos antes del inicio de la jornada bursátil, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, confirmó que la Casa Blanca participaba en negociaciones con Argentina para ofrecer un paquete de asistencia que incluye un swap de monedas, compra de títulos públicos y un eventual préstamo directo de dólares. Las señales surtieron un efecto inmediato: los bonos y acciones escalaron, el riesgo país cayó y el dólar mayorista retrocedió. La reacción positiva reflejó el alivio de los inversores ante la perspectiva de que el Gobierno había logrado despejar, al menos por ahora, el riesgo de un colapso financiero.
Sin embargo, el desafío persiste. La actividad económica se mantiene débil y los analistas advierten que el nuevo apoyo no resuelve los problemas estructurales. Para Ricardo Delgado, titular de Analytica, el respaldo estadounidense “despeja el camino financiero hasta las elecciones”, pero aclaró que es “necesario, aunque no suficiente”. Según el economista, “la enseñanza del voto bonaerense es que con la estabilización no alcanza”, ya que los ingresos y el crédito siguen deprimidos. En la misma línea, Sebastián Menescaldi, de EcoGo, consideró que el acuerdo “te salva en el corto plazo de haber implosionado”, pero advirtió que el éxito dependerá del resultado electoral. “El mercado pide dos condiciones para volver a financiar al país: flexibilizar el tipo de cambio y acumular reservas”, afirmó.
El viernes, sin embargo, el entusiasmo inicial comenzó a diluirse con una nueva regulación del Banco Central que reinstauró la restricción cruzada para operar en dólares financieros, conocida como el fin del “rulo”. Ahora, quienes compren divisas en el mercado oficial deberán esperar 90 días antes de realizar operaciones en los dólares financieros. Según el BCRA, la medida busca “evitar distorsiones”, aunque en el mercado fue vista como una señal de nerviosismo oficial. Mientras tanto, el Gobierno espera que el complejo agroexportador liquide cerca de US$ 6.000 millones en los próximos días, lo que permitiría recomponer reservas y consolidar la mejora en los indicadores financieros.
Un informe de la consultora LCG señaló que el acuerdo con Estados Unidos podría aportar “un leve viento de cola” al cierre del año, proyectando un crecimiento del 4% anual para 2025 si se mantiene la asistencia del Tesoro norteamericano y se logra un desenlace electoral favorable. En los despachos oficiales confían en que este doble anuncio —dólares inmediatos del agro y apoyo financiero de Washington— permita estabilizar el mercado y recuperar algo de confianza. Pero los analistas coinciden en que el Gobierno deberá transformar este alivio transitorio en un plan económico consistente para sostener la calma más allá del corto plazo.





