La pobreza cayó al 31,6% en el primer semestre y alcanzó su nivel más bajo desde 2018, según el INDEC

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó este jueves que la pobreza en Argentina se ubicó en 31,6% durante el primer semestre de 2025, frente al 52,9% registrado en igual período del año pasado. La indigencia, por su parte, descendió al 6,9%, lo que equivale a 14,5 millones de personas pobres, de las cuales 3 millones son indigentes. Se trata del nivel más bajo de pobreza desde 2018 y refleja una mejora de 4,5 millones de personas respecto de fines de 2023, cuando el indicador había alcanzado su pico.

El descenso en los índices de pobreza e indigencia se vincula principalmente con la fuerte reducción de la inflación, que pasó de un 25,5% mensual en diciembre de 2023, cuando asumió Javier Milei, a un 1,9% en agosto de 2025. La inflación anual bajó así del 211% en 2023 al 117% en 2024 y se proyecta que cierre el año en torno al 30%. La menor presión inflacionaria moderó el aumento del costo de las canastas básicas, lo que mejoró el poder adquisitivo de los hogares, especialmente de los sectores más vulnerables.

El INDEC mide la pobreza en función de la Canasta Básica Total (CBT), que determina el ingreso necesario para no ser pobre, y la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que fija el umbral de indigencia. Desde mediados de 2024, ambas canastas aumentaron por debajo del índice general de precios, en gran parte por la moderación de los alimentos. En 2023, este rubro había subido 255%, pero en 2024 se incrementó 94%, y en lo que va de 2025 acumula una suba cercana al 19,7%, apenas por encima del IPC general.

Otro factor que contribuyó a la mejora fue el aumento real de la Asignación Universal por Hijo (AUH), que desde el cambio de gobierno creció un 150% en términos reales. Este incremento ayudó a compensar parcialmente la caída de los salarios, que se desplomaron a comienzos de 2024, repuntaron en la segunda mitad del año y luego se estabilizaron.

Los nuevos datos oficiales coinciden con las estimaciones del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS) y la Universidad Torcuato Di Tella, que habían proyectado una reducción de la pobreza al 31,6% en el primer trimestre. Sin embargo, desde el Observatorio de la Deuda Social de la UCA advirtieron que “aunque la caída de la pobreza es real, su magnitud se encuentra sobrerrepresentada”. El informe del organismo sostiene que “en contextos de alta volatilidad, tanto por fuertes incrementos de precios como ante la desaceleración inflacionaria, la medición de la pobreza por ingresos tiende a ser menos precisa”.

En el desglose regional, la pobreza alcanza al 31,5% en el Área Metropolitana de Buenos Aires (15,1% en la Ciudad y 35,3% en el conurbano), al 33,8% en Cuyo, al 39% en el Noreste y al 27% en la Patagonia. Según la consultora LCG, “la mejora fue generalizada en todo el país, pero en el Conurbano fue más acotada que en el resto de las regiones, que concentran casi la mitad de los pobres”. Además, indicaron que “la incidencia de la pobreza en los menores de 14 años siguió siendo mayor que en el promedio, aunque perforó el umbral del 50%, ubicándose en 45,4%, un nivel comparable al de 2016-2018”.

Pese a la mejora, los analistas advierten que el 30% podría convertirse en un piso estructural difícil de perforar, debido al estancamiento de la actividad económica y la falta de generación de empleo de calidad. Desde LCG señalaron que “el ingreso familiar promedio de los hogares pobres cubre apenas el 63% de la canasta básica total, el mismo porcentaje que al cierre de 2024”, lo que refleja que, aunque hay menos pobres, “los pobres siguen siendo igual de pobres”.

De cara a los próximos meses, las consultoras coinciden en que el freno en la inflación y la debilidad del consumo podrían marcar un punto de inflexión. “Con salarios formales con aumentos moderados, actividad estancada y una inflación en torno al 2%, la continuidad en la mejora de los indicadores sociales podría haberse detenido”, concluye el informe de LCG.