A menos de un mes de las elecciones generales del 26 de octubre, la implementación por primera vez de la Boleta Única de Papel (BUP) en todo el país genera inquietud entre las alianzas políticas y los candidatos. El principal motivo de preocupación radica en las ocho jurisdicciones donde se eligen senadores y diputados nacionales —Salta, Chaco, Santiago del Estero, Entre Ríos, Neuquén, Río Negro, Tierra del Fuego, además de la Ciudad de Buenos Aires—, ya que los votantes deberán realizar dos marcas en la boleta, una por cada categoría. Si el ciudadano solo marca una, la restante se contabilizará como voto en blanco.
Para evitar errores, los candidatos multiplican sus esfuerzos pedagógicos: reuniones barriales, videos explicativos, posteos en redes sociales y hasta referencias visuales para que los votantes los ubiquen fácilmente entre los múltiples casilleros. En Chaco, por ejemplo, el candidato a senador peronista Jorge Capitanich instruye a sus seguidores: “Tenemos que marcar dos crucecitas: senadores y diputados. ¿Cómo la identificamos? Lista 501, Fuerza Patria, la bandera argentina con el sol que es un corazón. Ojo que hay que llevar siempre los anteojos para no confundirse”. La advertencia se repite en otras provincias, donde los aspirantes a bancas buscan asegurarse que su electorado comprenda el nuevo formato.
La BUP fue aprobada en el Congreso el año pasado y eliminó la posibilidad de votar “lista completa”, como había propuesto originalmente el proyecto. El cambio fue impulsado por el gobernador rionegrino Alberto Weretilneck, quien argumentó que esa opción perjudicaba a los partidos provinciales. Su reclamo prosperó, y ahora el sistema exige un tilde por categoría. En cada boleta, los candidatos a senadores aparecen en la parte superior y los de diputados en la inferior, distribuidos en columnas de izquierda a derecha.
Algunos dirigentes apelan a estrategias originales para facilitar la identificación de su lista. En Salta, el gobernador Gustavo Sáenz sorprendió al lanzar su propia fuerza, Primero los Salteños, con la ex secretaria de Energía Flavia Royón como candidata a senadora y el médico Bernardo Biella para Diputados. En los spots se repite la consigna: “Buscá el poncho, marcá Flavia Royón, senadora; Bernardo Biella, diputado”. En Neuquén, el mandatario Rolando Figueroa promociona su partido local La Neuquinidad destacando su símbolo: “La Neuquinidad es la única que tiene el mapa de Neuquén y está ubicada en la columna 7”.
En Río Negro, el ex ministro Martín Soria también se suma a la pedagogía electoral y utiliza gigantografías con la imagen de la BUP para recordar la necesidad del doble tilde. En la provincia de Buenos Aires, donde el peronismo ocupará el casillero número siete, los militantes aprovecharon el número para hacer campaña con guiños simbólicos, como “la camiseta 7 de Rodrigo De Paul” o “el día del nacimiento de Evita, el 7 de mayo”.
Sin embargo, la introducción del nuevo sistema también dio lugar a rumores infundados. En redes sociales, algunos usuarios llamaron a llevar lapiceras propias por temor a una supuesta “tinta invisible”. Desde la Cámara Nacional Electoral (CNE) desmintieron categóricamente esa versión: aseguraron que las autoridades de mesa entregarán biromes indelebles y recordaron que “el votante puede hacer una cruz, un tilde o pintar el casillero, luego doblar la boleta y colocarla en la urna”.
Para acompañar el cambio, la CNE habilitó en su sitio web un simulador de voto con la BUP, donde los electores pueden practicar y conocer el formato. El sistema advierte que, si se marca solo una categoría, la otra será contabilizada en blanco, y que, si se realizan tres o más marcas, el voto será nulo. La capacitación ciudadana se vuelve así clave para evitar confusiones en un proceso electoral inédito en el país, donde la Boleta Única de Papel pondrá a prueba tanto la organización política como la atención del votante.





