El mercado financiero comenzó a detectar movimientos que sugieren ventas de divisas por parte del Tesoro en el mercado oficial, a pesar del compromiso asumido por el Gobierno de dejar flotar el dólar sin intervenciones. En las últimas dos semanas, se habrían vendido alrededor de US$ 300 millones, según cálculos de distintas consultoras a partir de la disminución en los depósitos en dólares del Ministerio de Economía en el Banco Central. El dato se conoce tras una nueva semana de tensiones en los bonos y en el frente cambiario.
La consultora 1816 analizó el comportamiento de las cuentas oficiales y advirtió: “En las 11 ruedas que pasaron entre el 11 de agosto y el 27 de agosto los depósitos en dólares del Tesoro en el BCRA bajaron US$ 354 millones. Hasta hace un par de ruedas pensábamos que el descenso sostenido quizás se explicaba por el pago de obligaciones con organismos internacionales (considerando que el Tesoro enfrentaba pagos con el BID, el BIRF, la CAF y otros organismos por un total de US$ 208 millones entre el 12 y el 21 de agosto), pero las últimas cifras ya son un fuerte indicio de otra cosa”. El informe también detectó que en cuatro de esas jornadas la caída en dólares coincidió exactamente con un incremento en los depósitos en pesos del Tesoro en el Central. “Las aparentes ventas del Mecon en el spot no son más que otro hito que refleja que la prioridad absoluta del Gobierno es llegar a la elección con un tipo de cambio tranquilo”, concluyó 1816.
En paralelo, el ministro de Economía, Luis Caputo, salió el viernes a desmentir rumores sobre su renuncia y sostuvo que no hay preocupación por la volatilidad de las tasas. “Probablemente se dirima en dos semanas, cuando se termina la guerra”, afirmó, en alusión a las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre. Sin embargo, algunos analistas consideran que los problemas van más allá del llamado “riesgo kuka”. Para la firma Vectorial, “el Gobierno lo atribuye a una potencial derrota electoral. Sin embargo, la preocupación de los inversores internacionales podría ser más material: en enero hay que pagar 4.200 millones de dólares por los Bonares y Globales, y el Gobierno cuenta con apenas 1.700 millones, y no solo ha dejado de lado las compras en bloque, sino que la reducción de 200 millones en la última semana da indicios de que podrían estar vendiendo”.
El esquema cambiario pactado con el Fondo Monetario Internacional tras la salida del cepo en abril incluyó la promesa de “absteniéndonos de intervenir -incluyendo compras- en el mercado cambiario”, salvo en operaciones “temporarias y limitadas” en futuros. Pero los analistas sostienen que ese acuerdo entró en una fase más compleja tras el final de la cosecha gruesa, la fallida salida de las LEFI y un marcado endurecimiento monetario. El economista Ricardo Arriazu advirtió recientemente: “Desde las bandas, la tasa de inflación subió 10 puntos respecto de lo que estimaba del 18% que yo estimaba al 27%, la actividad se planchó en marzo y está cayendo, subieron las tasas y el riesgo país, que alguien me diga dónde estamos mejor con las bandas cambiarias”.
La presión sobre los activos se intensificó en los últimos días: el riesgo país aumentó más de 100 puntos hasta los 836, mientras que el dólar oficial subió casi un 2% y cerró a $1.360, pese al alza de la tasa de interés al 75%, la suba de los encajes al 53,5% y mayores controles en el mercado de capitales. El Banco Central, además, habría incrementado su posición vendida en futuros por encima de US$ 6.000 millones, acercándose al tope de US$ 9.000 millones. Según LCG, “hoy viernes, el futuro de septiembre saltó a una depreciación implícita de 6,3%. Para octubre hay que sumar otro 4,1% de depreciación esperada. Durante la semana, el dólar esperado cruzó un par de veces la banda superior de noviembre, lo que indica que crece la visión de que el programa cambiario con el FMI será modificado post-elecciones”.