Después de una semana marcada por la suba del dólar, el endurecimiento monetario y las tensiones políticas en el Congreso, el Gobierno pondrá a prueba su “plan de contingencia” con la licitación de deuda en pesos prevista para este martes. El ministro de Economía, Luis Caputo, busca mantener el apretón de liquidez para evitar que los pesos presionen sobre el tipo de cambio en la antesala de las elecciones legislativas —el 7 de septiembre las bonaerenses y el 26 de octubre las nacionales—, aunque el desafío no será menor: vencen compromisos por $ 13,7 billones, de los cuales dos tercios están en manos del sector privado.
La estrategia oficial enfrenta un escenario adverso. El 13 de agosto, el Tesoro ya se vio obligado a convalidar tasas que duplican la inflación y, aun así, solo consiguió refinanciar el 60% de los vencimientos, lo que dejó afuera casi $ 6 billones. “Esta semana la licitación es clave porque el gobierno no tiene la voluntad de darle liquidez al sistema financiero y eso produjo una tensión muy grande en el mercado de pesos. Creo que seguiremos viendo roll over menor a 100% y tasas subiendo”, advirtió Federico Machado, economista de Economía Open. A esto se suma la presión de los vencimientos acumulados hasta octubre, que totalizan $ 55 billones, más de la mitad en manos privadas.
El endurecimiento monetario comenzó en julio, tras la eliminación de las Letras de Liquidez (LEFI), que impulsó un salto del dólar cercano al 14%. Desde entonces, el Tesoro se vio forzado a ofrecer mayores rendimientos en las LECAP: la tasa efectiva mensual pasó del 2,7% en junio al 3,9% en agosto, un sobrecosto que, según Equilibra, equivale a hasta 0,17% del PBI y que seguirá en ascenso. La presión se reflejó también en el mercado de caución, donde, según la consultora 1816, la tasa llegó a operar “arriba de 140%” tras los movimientos del Banco Central para absorber pesos y sostener un piso.
En medio de la derrota del oficialismo en el Congreso, el BCRA se vio obligado a intervenir en múltiples frentes: emitió liquidez a través de pases activos, intervino en el mercado de futuros y en las LECAP, y flexibilizó el cálculo de encajes que había endurecido previamente. Caputo defendió la estrategia: “Pensábamos que, antes de las elecciones, iban a hacer cosas como estas: votarnos 12 leyes en contra. Nuestra reacción ante un evento político así siempre iba a ser apretar la política monetaria. No vamos a arriesgar el esfuerzo que hicieron todos los argentinos por un mes en que un sector de la política quiera hacer daño”.
Los analistas, sin embargo, anticipan nuevas turbulencias. “El apetito por no renovar va a seguir estando, quedó demostrado la última licitación y en la caída de los precios de los bonos en el mercado secundario”, señaló Tomás Tagle, estratega de Bull Market. De cara al corto plazo, el riesgo más evidente sigue siendo la capacidad del Tesoro de renovar los vencimientos en manos privadas sin recurrir a una emisión que alimente la presión cambiaria. Para la consultora 1816, los encajes ya se encuentran “en su nivel más alto en 30 años” y no puede descartarse un endurecimiento adicional en los próximos meses. El test de esta semana, coinciden los especialistas, será decisivo para medir la sostenibilidad del plan de Caputo frente a la creciente desconfianza del mercado.