La industria en alerta: caída de ventas, presión importadora y estrategias de supervivencia en pymes argentinas

La industria manufacturera argentina atraviesa un momento crítico. Según el Centro de Estudios de la UIA, en el último año se perdieron 20 mil puestos de trabajo y, en marzo, la utilización de la capacidad instalada apenas alcanzó el 54%. El Observatorio Pyme advierte que el 64% de las pequeñas y medianas empresas industriales está preocupado por la caída de ventas, mientras que un 42% se siente amenazado por la competencia de productos importados, un nivel que supera los registros de 2018, 2016 y 2009. Economistas como Juan Carlos Hallak describen una coyuntura heterogénea, donde algunos sectores sufren más por la apertura comercial y un tipo de cambio apreciado, y otros por el derrumbe del consumo interno. “Hace falta mejorar la infraestructura, fomentar la innovación y la inversión en I+D, y promover comercialmente a las empresas”, planteó el especialista.

Los empresarios coinciden en que el fenómeno importador golpea especialmente a sectores intensivos en mano de obra, como indumentaria, calzado, muebles y juguetes. Tomás Canosa, exsecretario Pyme, advirtió que esta situación tensiona las relaciones con los sindicatos en un contexto de baja producción y ventas. En ese terreno, las pymes desarrollan estrategias defensivas que van desde ajustar precios y ampliar mercados hasta apostar por la diferenciación y el valor agregado. La fabricante de juguetes Plan Z, por ejemplo, combina el lanzamiento de nuevos productos con campañas de marketing digital para resistir la avalancha de juegos importados. “Esto se parece a una economía de guerra, pero quiero ser proactiva, apostando a la imaginación y la innovación”, dijo su presidenta, Fabiana Fabbri.

La presión importadora también se siente en otros rubros. En Borcal, líder en calzado de seguridad, denuncian el ingreso de productos más baratos y sin certificaciones, mientras Anesthesia, especializada en dispositivos médico-hospitalarios, busca sostenerse en base a la calidad y la innovación, con productos premiados en el exterior. En el textil, Pedro Bergaglio afirma que las importaciones de sweaters alcanzaron niveles récord en once años, forzando a su empresa a diferenciarse con fibras de camélidos y diseño. En el sector alimenticio, Wakas mantiene sus exportaciones de pastas libres de gluten, aunque enfrenta altos costos logísticos y financieros. Ferrazzi, fabricante de cables de bujías, decidió automatizar procesos y diversificar hacia nuevos mercados como petróleo y gas, mientras lidia con importaciones más baratas y cambios en el patrón de consumo.

El panorama muestra una industria que, pese a la recesión interna y la competencia externa, busca alternativas para mantenerse a flote. Innovar, especializarse y abrir nuevos mercados parecen ser las claves de supervivencia en un escenario que, según los propios empresarios, anticipa desafíos aún mayores para los próximos años.