El Banco Central evalúa quemar billetes ante saturación y desgaste del papel moneda

“El Banco Central está trabajando en la posibilidad de quemar billetes”. La sorprendente declaración la hizo Santiago Bausili, presidente de la entidad, durante el streaming “Carajo” hace dos semanas, acompañado por el ministro de Economía, Luis Caputo, y el secretario de Política Económica, José Luis Daza. Bausili explicó que el sistema tradicional para destruir billetes fuera de circulación ya no da abasto ante la creciente cantidad de papel moneda deteriorado, que debe ser retirado para evitar problemas operativos. “Los billetes tienen una vida útil, y cuando ya no sirven más, hay que destruirlos”, afirmó.

El Banco Central detalla que la vida útil promedio de los billetes argentinos varía según la denominación, que suele oscilar entre 20 y 40 meses, afectada por condiciones de uso, circulación y clima. En mayo de 2025 circulaban más de 8.700 millones de billetes —el equivalente a unas 8.000 toneladas— con un alto porcentaje concentrado en los billetes de $1.000. A pesar de una reducción del 24% en el volumen desde el récord de julio de 2024, el desgaste por la alta inflación aceleró el deterioro, generando un cúmulo de billetes que los bancos no pueden procesar rápidamente. “Estuvimos hablando con colegas de Brasil, que ya tienen un mecanismo para quemar billetes, y vamos a aprender de ellos”, comentó Bausili en tono irónico.

El método brasileño consiste en triturar billetes en ladrillos que luego se utilizan como combustible en hornos de fábricas de cemento, una práctica que el Banco Central de Brasil implementa desde 2017 y que reduce emisiones contaminantes. Por ahora, el BCRA no aplica esta modalidad y destruye billetes mediante trituración y disposición en rellenos sanitarios. Los bancos clasifican el efectivo según cinco niveles de deterioro, y los billetes más dañados son perforados antes de ser enviados en paquetes al Banco Central, que cuenta con dos centros de destrucción en Buenos Aires y Santiago del Estero. Sin embargo, el proceso es lento y depende del volumen depositado y la capacidad operativa.

El problema se agravó en 2024 cuando la circulación alcanzó un récord que saturó las bóvedas bancarias, obligando a construir más espacio para almacenar billetes retirados pero no destruidos. “Las bóvedas estaban llenas y hubo complicaciones en la gestión del efectivo”, admiten fuentes del sector. Aunque la situación mejoró en los últimos meses tras la mayor recepción de billetes deteriorados por parte del BCRA, todavía queda un gran stock acumulado en los bancos. Por ello, el Banco Central estudia alternativas más rápidas y eficientes para destruir billetes y evitar que la acumulación se convierta en un problema operativo y logístico grave. “Se están evaluando otras maneras de destruir billetes”, confirmaron desde el BCRA luego del anuncio de Bausili.