El consumo global de vino toca mínimos históricos y Argentina busca adaptarse a los nuevos hábitos

En 2024, el consumo mundial de vino alcanzó su nivel más bajo desde 1961, marcando una tendencia que expertos no esperan que se revierta en el corto plazo. El cambio de hábitos es palpable en mercados clave como Francia, Inglaterra y Portugal, donde la mitad del consumo proviene de personas mayores de 55 años. Mientras que los millennials prefieren vinos de gama media y alta, la generación centennial opta por bebidas con menor graduación alcohólica y más fáciles de beber, lo que obliga a la industria a replantear su oferta.

María Laura Ortiz, sommelier y directora del Wine Industry Awards Argentina 2025, sostiene que “las bodegas se tienen que adaptar al nuevo consumidor, no esperar a que el consumidor se adapte”. Ortiz explica que “estas nuevas tendencias llevan a las bodegas a bajar el nivel de alcohol, porque hoy los más jóvenes prefieren el sushi y la comida thai y nuestro estilo de vino tradicional no va con ese consumo”. En ese sentido, la reconversión de regiones productoras es ya una realidad: solo en Burdeos, Francia, se sacarán de producción 100.000 hectáreas, equivalente al 50% del viñedo argentino.

A nivel local, el panorama también muestra transformaciones. El consumo per cápita en Argentina cayó a 16 litros anuales, la mitad que en 2000, pero los consumidores optan por botellas de mejor calidad. Magdalena Pesce, gerente general de Wines of Argentina, advierte que “el vino tiene un montón de competencia, entre ellos las bebidas ready to drink, que tienen menor graduación alcohólica y acercan más a los consumidores a la coctelería”. En ese sentido, destaca que “lo peor que se puede hacer es quedarse quieto y no revisar. Ahí es donde vamos a ver desaparecer a varias marcas”.

La innovación también se refleja en lanzamientos como el White Malbec de Trivento, un vino de baja graduación alcohólica que mantiene la esencia de la cepa insignia argentina. Ana Amitrano, gerente comercial de Familia Zuccardi, confirma que “el tipo de consumo ha cambiado” y subraya la importancia de “acercarnos al cliente, ver sus necesidades y mejorar la distribución”. Manuel Lanús, CEO de Colomé, destaca la apuesta por vinos blancos y livianos, como el Amalaya Liviano de 9 grados, y apunta a extender esta línea a tintos y rosados.

En paralelo, la industria busca nuevos canales para atraer consumidores, como la app Vinitus, que ofrece una copa diaria en más de 50 locales mediante una membresía mensual. Con más de 2.000 usuarios activos y planes de expansión, Vinitus apuesta a un mercado en transformación que aún tiene espacio para innovar.