Una delegación de funcionarios argentinos se encuentra en Washington con el objetivo de avanzar en un acuerdo comercial que reduzca los aranceles recíprocos con Estados Unidos. La misión, encabezada por el embajador Luis María Kreckler, el secretario de Industria y Comercio Pablo Lavigne y la subsecretaria de Comercio Exterior Carolina Cuenca, llegó el fin de semana y ya mantuvo reuniones con la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos (USTR), el principal organismo encargado de las negociaciones globales de Washington. Sin embargo, el contexto no es favorable: el presidente Donald Trump negocia simultáneamente con decenas de países y ha anunciado un endurecimiento de medidas arancelarias que también afectan a la Argentina.
A pesar de que el Gobierno argentino aún no confirmó la recepción de una misiva oficial, se supo que la Casa Blanca envió cartas a varios países para acelerar los acuerdos antes del 9 de julio, cuando vence la pausa a la suba de aranceles. “Solo para darles un recordatorio amistoso de que se acerca la fecha límite”, informó la secretaria de prensa de la Casa Blanca. Según un borrador citado por Reuters, Estados Unidos pide propuestas concretas en áreas clave como acceso a productos industriales y agrícolas estadounidenses, eliminación de barreras no arancelarias y compromisos en comercio digital y seguridad económica. La carta también menciona que Washington podría ofrecer “una posible zona de aterrizaje” que incluya una tasa arancelaria recíproca.
El presidente Javier Milei se comprometió públicamente a “readecuar la normativa” para cumplir con los requisitos de aranceles recíprocos exigidos por Estados Unidos, tras un informe de más de 400 páginas elaborado por USTR que detalla las trabas al comercio con Argentina. Entre los avances mencionados por el Gobierno se encuentra la eliminación del cepo cambiario, flexibilizaciones aduaneras por parte de ARCA y la detención de Jorge Omar Castillo, el conocido “Rey de la Salada”. No obstante, subsisten dificultades en temas como la ley de patentes y la propiedad intelectual, que requieren aprobación legislativa, un desafío para Milei, que no cuenta con mayoría en el Congreso.
Las tensiones se agravan con la reciente decisión de Trump de duplicar los aranceles al acero y el aluminio, del 25% al 50%, que entrarán en vigencia esta semana. En 2024, Argentina exportó más de 600 millones de dólares en estos metales a Estados Unidos, principalmente aluminio. “Los aranceles impuestos son tan elevados e inciertos, que están generando una disrupción en los precios y en la oferta y demanda global de aluminio”, señalaron desde Aluar, empresa productora con base en Puerto Madryn.
Aunque la relación personal entre Milei y Trump es cercana, los avances concretos son escasos. “Mi impresión es que hay decenas de gobiernos que están haciendo fila para negociar algo con el gobierno de Estados Unidos”, explicó el economista Arturo Porzecanski. “Este no es un buen momento para un país como Argentina que, pese a la buena relación entre Trump y Milei, no representa un volumen importante del déficit comercial de Estados Unidos.” Además, agregó que un eventual acuerdo bilateral con Argentina podría generar tensiones dentro del Mercosur: “Brasil, Uruguay y Paraguay van a querer lo mismo”.
Ante la falta de avances concretos y en un escenario internacional marcado por la competencia y la política proteccionista de Washington, el Gobierno argentino ha dejado de lado la idea de un Tratado de Libre Comercio con EE.UU. y busca ahora un entendimiento técnico más limitado. La nueva estrategia apunta a un acuerdo comercial de largo plazo que incluya una reducción arancelaria para una lista acotada de unos 50 productos, como alternativa viable para mantener el vínculo bilateral activo sin romper con las limitaciones del Mercosur.