En medio de un panorama global complejo, la agenda medioambiental sigue siendo prioritaria, afirma Alejandro Guerrero, vicepresidente de la Bolsa Argentina de Carbono (BACX). “Hay una policrisis en el mundo, pero la vida sigue e independientemente de la coyuntura, los temas estructurales continúan”, explica Guerrero. “No creo que se vaya a diluir el interés. Hay una industria millonaria detrás de todo esto. El debate en torno al cambio climático, al mercado de carbono, a la biodiversidad, sigue en la agenda. Y también las mayores exigencias”.
Alejandro Guerrero, además de su rol en BACX, es analista de riesgo y CEO de Lockton Argentina y Uruguay. Recientemente, participó en la Semana del Clima en Miami, donde discutió con líderes mundiales sobre la protección del medioambiente y la biodiversidad. Entre los temas clave abordados, destacó la posibilidad de que los países realicen canjes de deuda por naturaleza. “La Argentina tiene la posibilidad, pero es complejo. No se trata de decir ‘voy a pagar con bonos de naturaleza’. Hay muchos vericuetos; los grandes fondos y bancos multilaterales no toman un bono como parte de pago. Es un proceso que puede llevar dos o tres años”, señala Guerrero. Durante el evento, también participó del Carbon Forum, presentando el rol del mercado de seguros en la financiación de proyectos climáticos y en el cierre del Miami Global Forum 30×30.
En cuanto a las exigencias de la Unión Europea (UE) para reducir la huella de carbono, Guerrero sostiene que Argentina puede aprovechar sus ventajas naturales. “Debe certificarlas, dejarse auditar. Tanto en ganadería como con la siembra directa, que es una buena práctica, es más rentable”. Guerrero enfatiza la importancia de certificar y auditar las prácticas sostenibles de Argentina, especialmente en la ganadería y la agricultura, para cumplir con las regulaciones internacionales y acceder a mercados globales.
El mercado de bonos de carbono es otro tema crucial en la agenda de Guerrero. “En el primer proyecto de ley de Bases se incluyó la creación de un modelo obligatorio. No lo comparto porque somos casi carbono-neutro. Si imponemos un impuesto a una empresa que genera carbono, no solo hay que tener el equipo para gestionar el tema, sino que hay que darle tiempo para la transición a la compañía. Es decir, lleva tiempo. Y esas empresas, que son pocas pero son productoras esenciales, terminan trasladando los mayores costos a precio y es inflacionario”. En lugar de un mercado obligatorio, Guerrero aboga por fomentar el mercado voluntario a través de la creación de bonos de carbono de alta calidad.
En relación al comercio internacional, Guerrero explica que las mayores exigencias medioambientales están impactando de diversas maneras. “Estamos ya en el periodo de transición del mecanismo de ajuste de frontera por el carbono que se está declarando en varios productos; la primera exigencia empezó este año. Es básicamente el modelo europeo para evitar la filtración de carbono; se ponen muchas exigencias a las empresas europeas para reducir los niveles de carbono y entonces les puede convenir producir afuera donde no hay regulaciones. Para evitar eso se estableció este impuesto. La transición es de tres años”.
Guerrero también aborda la preocupación de que estas exigencias puedan generar barreras paraarancelarias. “Esa es la gran discusión. Es posible que finalmente se genere una barrera, será un punto delicado de equilibrio para los productores que pueden perder un mercado importante como el de la UE y para los importadores que terminarán pagando y buscarán que no sea tan alta la tasa. La Argentina tiene una enorme ventaja; casi todo el agro es regenerativo. Hay que empezarlo a medir”.
En conclusión, a pesar de los desafíos actuales y la complejidad de las nuevas regulaciones medioambientales, Guerrero es optimista sobre el papel de Argentina en el escenario global. “El debate en torno al cambio climático, al mercado de carbono, a la biodiversidad, sigue en la agenda. Hay una industria millonaria detrás de todo esto; ningún tema puntual es todo”.