La reciente reunión de mandatarios del Mercosur en Asunción se vio empañada por la ausencia del presidente argentino Javier Milei, quien adujo “cuestiones de agenda”. Esta falta fue ampliamente criticada por líderes como Luiz Inácio Lula da Silva y Luis Lacalle Pou, marcando una de las principales controversias del encuentro.
Sin embargo, más allá de la ausencia presidencial, lo que destacó fue la falta de “consensos políticos básicos” entre los países miembros del Mercosur, lo que impidió la firma de una declaración conjunta, algo que históricamente había sido rutinario. Las diferencias abarcaron desde perspectivas divergentes sobre feminismo y minorías sexuales hasta posturas frente al medio ambiente y la posible reincorporación de Venezuela, promovida por Lula. Estas discrepancias amenazan con poner en jaque el futuro del bloque, especialmente en un momento en el que las negociaciones con la Unión Europea parecen avanzar.
“Lamentamos que no se haya alcanzado un acuerdo”, expresó la canciller Diana Mondino, quien reemplazó a Milei en la reunión. La discusión giró en torno a un documento político amplio que incluía temas como Cuba, derechos de la mujer y la soberanía argentina sobre las Malvinas. Fuentes del Gobierno argentino indicaron que hubo objeciones de otras delegaciones a varios puntos del texto, mientras que Brasil y Uruguay señalaron que fue la Argentina la que no aceptó firmar debido a sus reservas en diversos aspectos.
En cuanto al tratamiento de Malvinas, el Palacio San Martín desmintió las críticas de dirigentes kirchneristas, subrayando que este tema no fue un obstáculo y que todos estaban de acuerdo al respecto. Sin embargo, las diferencias políticas persisten y reflejan una nueva dinámica en el Mercosur, marcada por la gestión de Milei, que ha adoptado una visión renovada de la región y del mundo.
En un intento de mitigar las tensiones, la fotografía de Lula y su canciller con Mondino durante un almuerzo posterior al plenario se destacó como un gesto diplomático significativo. Desde Brasil se enfatizó la importancia de la relación con Argentina, aunque reconocieron las diferencias surgidas bajo la administración de Milei.
A pesar de los desafíos políticos, las negociaciones comerciales entre el Mercosur y la Unión Europea continúan avanzando, con la esperanza de que un acuerdo económico pueda actuar como un catalizador para ordenar el bloque y superar las discrepancias políticas. La próxima videoconferencia entre los negociadores del Mercosur y la UE, seguida de una reunión presencial en agosto, prometen ser cruciales para el futuro del bloque sudamericano.
En resumen, mientras el Mercosur enfrenta una crisis de consensos políticos internos, las esperanzas están puestas en un acuerdo económico con la UE para redefinir su dirección y mantener la cohesión regional en un contexto global cambiante.