En una jornada marcada por la tensión política y desacuerdos reglamentarios, el oficialismo logró bloquear el intento del kirchnerismo de tratar sobre tablas la nueva fórmula de actualización jubilatoria en el Senado. La sesión, inicialmente convocada para discutir ascensos militares y pliegos diplomáticos, se transformó en un campo de batalla legislativo. La vicepresidenta Victoria Villarruel no estuvo presente debido a un cuadro gripal, lo que dejó al oficialismo dependiendo del apoyo de los radicales, el PRO, y otros bloques federales y provinciales para frenar la ofensiva de Unión por la Patria (UxP).
El jefe del bloque de la UCR, Eduardo Vischi, presentó una moción de preferencia solicitando que la reforma jubilatoria se trate en la próxima sesión, agendada para la primera semana de agosto. Vischi argumentó que es necesario “darle un corte a esta situación”, pidiendo que la propuesta se discuta con o sin dictamen. Esta moción fue respaldada por el senador salteño Juan Carlos Romero, quien justificó la necesidad de una audiencia pública para discutir el financiamiento del nuevo esquema jubilatorio. “La media sanción de la Cámara baja no incluía el financiamiento”, explicó Romero, defendiendo lo acordado en el plenario de las comisiones de Trabajo, Previsión Social y Presupuesto.
Por su parte, el bloque de Unión por la Patria, representado por José Mayans, criticó a los dialoguistas y pidió una reflexión sobre la dilación del debate, advirtiendo que si la ley se aprueba en agosto, los jubilados comenzarían a cobrar en septiembre. “Tratemos hoy sobre tablas la media sanción de Diputados para resolver el ingreso básico del sistema previsional”, instó Mayans. Sin embargo, el kirchnerismo no contaba con los dos tercios necesarios para avanzar con el tratamiento sobre tablas, incluso con el apoyo de algunos radicales como Martín Lousteau y Maximiliano Abab. La moción de Vischi fue aprobada con 37 votos a favor y 31 en contra, dejando al kirchnerismo en una posición comprometida.
En medio de fuertes intercambios, Juliana Di Tullio criticó la falta de voluntad para tratar la reforma jubilatoria, mientras Bartolomé Abdala, quien presidió la sesión en ausencia de Villarruel, propuso pasar a las cuestiones de privilegio. Un momento particularmente tenso se dio cuando Vischi aclaró a Mayans que los radicales no forman parte del oficialismo sino que son “antikirchneristas”, respondiendo a la insistente referencia de Mayans como “jefe del oficialismo”. La sesión concluyó con la intervención de la tucumana Beatriz Ávila, que pidió declarar a Tucumán capital de los 9 de Julio, poniendo fin a la acalorada discusión.
Además de la contienda por la reforma jubilatoria, el Senado aprobó los ascensos militares y pliegos diplomáticos. Los jefes de las Fuerzas Armadas recibieron sus ascensos, aunque algunos casos fueron excluidos o enviados de vuelta a la comisión por razones disciplinarias. Asimismo, se aprobó una modificación del Código Penal para imponer penas severas a quienes reciban o entreguen un niño o niña, aunque la votación en particular no pasó y volverá a comisión. Finalmente, se decretó el duelo nacional el 18 de julio en conmemoración del atentado contra la AMIA de 1994, que dejó 85 muertos y cientos de heridos.
Esta sesión subraya las profundas divisiones y la complejidad del debate legislativo en un contexto político altamente polarizado. La próxima sesión de agosto será crucial para definir el destino de la reforma jubilatoria y otros temas pendientes que afectan directamente a la población.