En un día histórico para Argentina, Javier Milei asumió la presidencia con un discurso que proclama el fin de una era y el comienzo de una nueva etapa para el país. El presidente destacó el contundente deseo de cambio expresado por los argentinos, afirmando que “ya no hay retorno” y que el país entierra décadas de fracaso, peleas internas y disputas sin sentido. Desde las escalinatas del Congreso, Milei enfatizó la urgencia de dejar atrás un pasado de destrucción y ruina, marcando un claro contraste con las promesas de paz y prosperidad que aspira a llevar a cabo en su mandato.
El flamante presidente pronunció su primer discurso oficial como mandatario ante la Asamblea Legislativa, donde reiteró su visión para Argentina. Milei proclamó el inicio de “una era de paz y prosperidad, de libertad y progreso”. En sus palabras, resonó la convicción de que es hora de abandonar un modelo político que, según él, ha persistido durante más de 100 años y que ha generado pobreza, estancamiento y miseria. Milei apuntó directamente a un modelo político que considera que los ciudadanos deben servir a la política en lugar de que la política esté al servicio de los ciudadanos.
Desde las puertas del Congreso, Milei destacó la falla de este modelo en Argentina y en el mundo, describiéndolo como un sistema que ve al Estado como un botín de guerra a repartir entre amigos. Sus palabras reflejan una postura clara sobre la necesidad de revertir estas prácticas y establecer un gobierno centrado en el servicio a los ciudadanos. Este enfoque busca romper con décadas de políticas que, según Milei, han llevado al país al borde del abismo. La asunción de Milei marca un hito en la historia argentina, con el presidente delineando su visión para un futuro de transformación y renacimiento.