Un informe reciente de Morgan Stanley delineó un panorama económico condicionado por el resultado de las elecciones legislativas del 26 de octubre. En un documento enviado a sus clientes, el banco de inversión analizó los desafíos inmediatos que enfrenta la Argentina y proyectó tres escenarios posibles para la cotización del dólar. La entidad sostuvo que, más allá del desempeño electoral de Javier Milei y La Libertad Avanza (LLA), “un marco macroeconómico sostenido implica una moneda más débil que permita la acumulación de reservas”, un objetivo que considera indispensable para estabilizar la economía. El reporte subraya que la política cambiaria y la reconstrucción de reservas serán el centro de atención de los mercados en los próximos meses, y advierte que, aun con respaldo de Estados Unidos, el actual esquema cambiario “deberá ser recalibrado”.
El informe, titulado “Argentina: Escenarios postelectorales. Pensando en las opciones”, remarca que la reposición de divisas será la prioridad económica luego de los comicios. Morgan Stanley recuerda que el swap de US$ 20.000 millones con Washington es la principal herramienta financiera disponible en el corto plazo, aunque insuficiente para sostener un proceso de dolarización, una iniciativa que el propio ministro de Economía, Luis Caputo, aseguró reiteradas veces que no está bajo evaluación. Según la entidad, la continuidad o fragilidad del capital político del oficialismo determinará cuán ordenado será el ajuste cambiario que, en cualquier escenario, será inevitable. “Cuanto más débil sea el apoyo a la continuidad de las políticas, menos ordenados serán los ajustes”, señaló el banco, que además advirtió que podría requerirse un ajuste al alza del régimen de bandas cambiarias para facilitar la acumulación de reservas, en línea con lo sugerido por el FMI.
En su análisis electoral, Morgan Stanley simuló tres escenarios de impacto sobre la cotización del dólar. En el primero, con LLA obteniendo entre 35% y 40% de los votos, el Gobierno avanzaría hacia una flotación cambiaria coordinada con Estados Unidos, permitiendo que el dólar se estabilice cerca de los $1.700 hacia diciembre. En este contexto, la economía podría crecer alrededor del 2,5% en 2026 y la inflación continuaría descendiendo. “Un ajuste cambiario relativamente ordenado implicaría un tipo de cambio en torno a $1700 por dólar”, señaló el reporte. En el segundo escenario, con un resultado más ajustado —entre 30% y 35%—, la menor confianza del mercado empujaría el dólar a un rango de $1.800 a $2.000, y el gobierno necesitaría “un tipo de cambio más débil para compensar la incertidumbre”. Finalmente, en el tercer escenario —si el oficialismo quedara diez puntos por debajo de la oposición—, la entidad proyecta un “ajuste desordenado” con el dólar superando los $2.000 antes de fin de año, en un marco de caída de la inversión y tensiones financieras crecientes.
El documento también examina el frente político y anticipa que LLA podría ampliar su representación en la Cámara de Diputados, pasando de unas 40 bancas a entre 65 y 90. Aunque ese escenario otorgaría mayor margen para impulsar reformas laborales, fiscales y previsionales, Morgan Stanley advierte que será indispensable construir acuerdos legislativos para garantizar la gobernabilidad. “Dolarizar exige reformas estructurales y un respaldo político amplio para que el sistema sea sostenible”, remarcó el informe. El banco también estimó que, para llevar adelante una dolarización plena, Argentina necesitaría entre US$ 21.000 y US$ 86.000 millones, dependiendo del tipo de conversión. Actualmente, el Banco Central cuenta con menos de US$ 10.000 millones de reservas netas.
En su apartado internacional, Morgan Stanley calificó el reciente acuerdo financiero con Estados Unidos como “un cambio de paradigma”, pero subrayó que la recuperación de los activos argentinos dependerá de dos factores clave: estabilidad macroeconómica y gobernabilidad. El informe concluye que el Gobierno deberá asegurar un superávit de cuenta corriente para sostener la estabilidad y que la recuperación económica dependerá de su capacidad para compatibilizar demandas sociales y exigencias del mercado, promover reformas y atraer inversiones orientadas a la exportación.





