La oposición acelera el debate del Presupuesto 2026 y presiona al Gobierno mientras LLA busca demorar la votación

La Cámara de Diputados abrió un nuevo capítulo de tensión política tras la sorpresiva aprobación, por parte de la oposición, de un estricto cronograma para debatir el Presupuesto 2026. En la última sesión, el arco opositor avanzó con un esquema que obliga a firmar dictamen en la primera semana de noviembre, un movimiento destinado a presionar al oficialismo para negociar y evitar que el Gobierno prorrogue, por tercer año consecutivo, la ley de gastos. Pese a esta maniobra, La Libertad Avanza (LLA) ya dejó en claro que su estrategia será dilatar el debate hasta después del recambio legislativo del 10 de diciembre, cuando espera duplicar su cantidad de diputados y reducir su dependencia de aliados.

La salida de José Luis Espert —quien pidió licencia hasta el final de su mandato— obligó a reconfigurar la comisión de Presupuesto. Su lugar será ocupado por el tucumano Gerardo Huesen, también de LLA, mientras que Alberto “Bertie” Benegas Lynch, integrante actual del cuerpo, quedará al frente de la presidencia de la comisión, vacante desde la salida del economista. El cronograma aprobado establece siete reuniones, con dos encuentros semanales hasta fin de mes y un último debate previsto para el martes 4 de noviembre, fecha límite para firmar dictamen. El objetivo de la oposición es llevar el proyecto al recinto esa misma semana, para luego dejar margen al Senado antes del cierre del período ordinario, el 30 de noviembre. Sin embargo, la incertidumbre crece porque el Gobierno aún no define si extenderá las sesiones ordinarias ni si convocará a extraordinarias, lo que añadiría tiempo adicional. “No tenemos idea de cuál es la intención del Poder Ejecutivo respecto de las extraordinarias. Tenemos que manejarnos con el cronograma de ordinarias. Tenemos que prever que el Senado necesita, mínimo, tres semanas completas”, advirtió en la sesión Nicolás Massot, de Encuentro Federal.

Mientras tanto, LLA apuesta a que el proceso se estanque. Con la expectativa de expandir su representación legislativa tras las elecciones, el oficialismo aspira a discutir el Presupuesto 2026 con una bancada más robusta y menos condicionada. En el recinto, el libertario Santiago Santurio apuntó contra la oposición. “No había ley de presupuesto, había un dibujo que no respetaban nunca. Ahora nos vienen a dar cátedra de la ley de presupuesto…”, cuestionó, y luego sentenció: “No vamos a permitir que vengan a romper el déficit fiscal para volver a caer en el aumento de la pobreza y la desigualdad”. Bajo este clima, la apuesta oficialista es bloquear el dictamen: un proyecto se considera dictaminado cuando la mitad de los miembros de la comisión acompaña con su firma, ya sea en aval, disidencia o rechazo. En el entorno libertario admiten que trabajan para que ese número no se alcance el 4 de noviembre. Para ello, el rol de los gobernadores será clave, especialmente después de que en la última sesión se mostraran nuevamente alineados con la Casa Rosada. “Hay mucha expectativa en ver cómo se reconfigura todo post resultado electoral. Probablemente después de la elección haya nueva gente, nuevos interlocutores”, reconoció una fuente provincial, aludiendo a posibles cambios en el Gabinete.

Mientras tanto, el contenido del Presupuesto envía sus propias señales. El proyecto del Ejecutivo proyecta para diciembre de 2026 una inflación del 10,1%, un crecimiento económico del 5% y un dólar a $1.423. Las disputas sobre la letra chica ya empiezan a asomar: la oposición exigirá explicaciones por las partidas destinadas a jubilaciones, universidades y discapacidad, en especial después de que el Gobierno decidiera no aplicar la ley ratificada por el Congreso tras el veto presidencial. Además, se anticipan reclamos por la eliminación de la ampliación del beneficio de “zonas frías” y el histórico pedido de las provincias para saldar la deuda por las cajas previsionales. En un clima de urgencias, sospechas cruzadas y tiempos parlamentarios al límite, el debate presupuestario promete convertirse en uno de los últimos grandes escenarios de disputa política antes del cierre del año legislativo.