Apremiado por la pérdida de reservas y la escalada del riesgo país, el Gobierno argentino prepara una ofensiva diplomática y financiera en Washington para obtener respaldo del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Tesoro de Estados Unidos. En ese marco, el presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, postergaron su partida a Nueva York para este lunes por la noche, donde mantendrán reuniones clave en los márgenes de la Asamblea General de la ONU. El encuentro más esperado será con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, previsto para el martes por la tarde. Antes, Milei participará de la sesión inaugural del organismo internacional y mantendrá una reunión bilateral con Donald Trump. Para el miércoles, está en agenda una conversación con el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent.
El objetivo de la misión es conseguir una nueva línea de financiamiento que permita frenar la presión cambiaria y cumplir con los próximos vencimientos de deuda. Según trascendió, el Gobierno evalúa acceder a un swap de monedas por entre US$ 3.000 y US$ 10.000 millones a través del Fondo de Estabilización Cambiario (ESF, por sus siglas en inglés), un mecanismo del Tesoro estadounidense que dispone de US$ 42.600 millones. Este instrumento se utilizaría como préstamo puente, similar al que ya emplearon otros países latinoamericanos, para cubrir pagos de deuda y reforzar las reservas del Banco Central. “Estamos en múltiples negociaciones con Estados Unidos y vamos a avanzar en todas las que son relevantes para mejorarle la vida a los argentinos”, dijo Milei en declaraciones a Radio Mitre. “Estamos trabajando para cerrar los pagos de deuda que tiene Argentina el año que viene, que son 4.000 millones de dólares en enero y 4.500 millones en julio”, agregó el mandatario.
El panorama financiero del país se volvió crítico durante la última semana. El dólar minorista superó los $1.500 en algunos bancos y el Banco Central debió desprenderse de US$ 1.100 millones en apenas tres días, el mayor monto en un período tan corto desde octubre de 2019. El derrumbe de los bonos llevó el riesgo país por encima de los 1.500 puntos básicos, el nivel más alto de América Latina. Con ese indicador, el retorno a los mercados internacionales de crédito resulta prácticamente imposible. Según la consultora 1816, Argentina debe afrontar vencimientos netos por US$ 2.300 millones en lo que resta de 2025, US$ 12.800 millones en 2026 y US$ 19.000 millones en 2027.
En este contexto, el Gobierno busca reeditar el esquema que en 2018 habilitó a Mauricio Macri a obtener un crédito por US$ 44.000 millones del FMI, aunque las condiciones internacionales hoy son menos favorables. El Tesoro norteamericano, según fuentes diplomáticas, observa con preocupación las tensiones cambiarias, pero sin demasiado entusiasmo por destinar nuevos fondos. Además, funcionarios estadounidenses expresaron reparos ante la continuidad del swap con China por US$ 18.000 millones. Milei confía en que la intermediación de Trump pueda destrabar un apoyo similar al que obtuvo en abril. “Los veo encerrados en su laberinto, difícil que haya nuevo financiamiento, por ahora son versiones que vienen desde Argentina, y si hay algo, es con condiciones”, advirtió un exfuncionario del Banco Central.
Históricamente, el Fondo de Estabilización Cambiario ha sido utilizado en contextos de crisis financieras agudas. Desde 1936, Estados Unidos otorgó más de un centenar de créditos de este tipo, muchos de ellos a países latinoamericanos en los años ochenta y noventa. Argentina fue beneficiaria en ocho oportunidades entre 1980 y 1994, por un total de US$ 4.000 millones. El último acuerdo data de 1995, cuando el Tesoro estadounidense aportó US$ 250 millones y el resto fue financiado por el BID y el Banco Mundial. Hoy, Milei y Caputo buscan reflotar ese mecanismo en un intento por estabilizar la economía y evitar un nuevo salto cambiario en los próximos meses. Pero, como en el pasado, el eventual auxilio vendría acompañado de exigencias: ajuste del gasto, disciplina fiscal y compromiso político de sostener el rumbo económico hasta 2027.