El sector público nacional registró en agosto un superávit primario de $1,5 billones, equivalente al 0,2% del PBI, impulsado por una baja real del gasto superior a la caída de los ingresos. Tras descontar el pago de intereses de deuda pública —que sumó $1,16 billones sin incluir compromisos con el sector público—, el resultado financiero también fue positivo, con un excedente de $390.000 millones (0,1% del PBI). De esta manera, el Gobierno alcanzó su octavo mes consecutivo de superávit, con un acumulado de aproximadamente 1,3% del PBI en el resultado primario y 0,4% en el financiero, acercándose a la meta fiscal con el Fondo Monetario Internacional para 2025, fijada en 1,6% del PBI.
Según el informe del Ministerio de Economía, los ingresos totales en agosto ascendieron a $11,3 billones, con una suba del 29,9% interanual, por debajo de la inflación del período (33%). Los recursos tributarios crecieron un 25,7%, con fuertes alzas en derechos de importación (81,3%), aportes y contribuciones a la seguridad social (41,4%) y Ganancias (40,3%). En cambio, impuestos clave como el IVA (34,5%) y Débitos y Créditos (35,7%) quedaron rezagados frente a la inflación, mientras que los derechos de exportación retrocedieron 6,3% por la liquidación anticipada de ventas externas tras la rebaja temporal de retenciones. Bienes Personales fue el rubro más afectado, con una caída del 61,2%. “Del análisis surge que los ingresos totales tuvieron una variación real interanual negativa de 2,7%. Esto obedece a que los ingresos tributarios bajaron en términos reales un 6% interanual y al incremento de los ingresos no tributarios de 40% real interanual”, explicó Nadin Argañaraz, titular del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF).
Del lado del gasto, el ajuste fue más pronunciado. Los gastos primarios alcanzaron los $9,8 billones, con un aumento nominal del 25%, lo que implica una caída real interanual del 6,4%. “En agosto de 2025, el gasto primario nacional tuvo una baja real interanual del 6,4%, con siete gastos subiendo y nueve gastos bajando”, señaló Argañaraz. Los rubros con mayores incrementos fueron otros gastos corrientes (206%), subsidios a otras funciones (42,6%) y prestaciones del INSSJP (17,5%). En tanto, las jubilaciones y pensiones contributivas, que representan el 42% del gasto total, crecieron 9% en términos reales. En el extremo opuesto, las mayores caídas se registraron en transferencias corrientes a provincias (-51,2%), subsidios al transporte (-39,6%), subsidios a la energía (-39,4%) y obra pública (-38,8%).
Durante los primeros ocho meses del año, los ingresos totales cayeron 1,2% en términos reales interanuales, mientras que el gasto primario aumentó 2,3%, lo que llevó a una leve reducción del superávit primario respecto del mismo período de 2024. Este retroceso, de 0,2 puntos porcentuales del PBI, pone presión sobre el Gobierno para mantener el objetivo de “déficit cero”. Según el IARAF, en ese lapso nueve de los dieciséis componentes del gasto crecieron en términos reales, con subas destacadas en transferencias de capital a provincias (107,6%), transferencias corrientes a provincias (74%) y asignaciones sociales (30%). En contrapartida, los subsidios a otras funciones (-64,4%), la energía (-52,4%) y los programas sociales (-29%) mostraron fuertes recortes. El informe concluye que “la reducción de subsidios fue equivalente al 60% del aumento del gasto jubilatorio, mientras que la caída de los programas sociales representó el 43% de ese incremento”, reflejando un cambio en la composición del gasto que prioriza las prestaciones previsionales sobre la asistencia económica.
				
				

