El Senado rechazó un nuevo veto de Milei y profundiza el enfrentamiento entre el Gobierno y las provincias

Un día después de los reveses legislativos por las leyes de financiamiento del Hospital Garrahan y de las universidades, el presidente Javier Milei volvió a sufrir otro traspié en el Congreso. Este jueves, el Senado rechazó el veto presidencial al proyecto que dispone el reparto automático por coparticipación de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) a las provincias. La iniciativa, impulsada por los gobernadores, fue aprobada con una amplia mayoría de 59 votos a favor, 9 en contra y 3 abstenciones. Para que el veto caiga definitivamente, la Cámara de Diputados también deberá insistir con la norma, aunque el escenario allí es menos favorable para la oposición.

La propuesta había sido sancionada por el Congreso en agosto, luego de obtener 57 votos positivos en el Senado y un respaldo mayoritario en Diputados. Sin embargo, Milei decidió vetarla al considerar que afectaba el equilibrio fiscal. Pese a los intentos del oficialismo por revertir la situación, incluyendo llamados desde la Casa Rosada y el reparto de $12.500 millones en ATN a cuatro provincias —Santa Fe, Misiones, Entre Ríos y Chaco—, la estrategia no logró torcer voluntades. “Es goleada”, reconocieron desde distintas provincias, mientras un senador norteño sintetizó el clima de la jornada: “Es tarde ya”.

Entre los votos que se sumaron al rechazo del veto estuvieron los de legisladores cercanos a gobernadores que, pese a sus acuerdos electorales con La Libertad Avanza, se distanciaron del Gobierno nacional. Tal fue el caso de los representantes de Alfredo Cornejo (Mendoza), Rogelio Frigerio (Entre Ríos) y Leandro Zdero (Chaco), quienes se abstuvieron o votaron en contra del oficialismo. El chaqueño radical Víctor Zimmermann, que en la votación anterior se había ausentado, explicó su decisión de rechazar el veto: “El proyecto le da al Gobierno Nacional el 43,34% de los recursos y distribuye el resto por coparticipación. No desfinanciamos ni cambiamos el destino. Espero que sea la puerta de entrada para discutir más recursos para nuestras provincias y tener un país más equitativo”.

Las críticas de los senadores también apuntaron contra el ministro de Economía, Luis Caputo, quien horas antes había acusado al Congreso de “romper el equilibrio fiscal” y de “querer voltear al presidente”. “El Congreso insistirá hoy en romper el equilibrio fiscal. Todos sabemos que lo que están tratando de hacer es voltear al presidente que salvó al país de caer en la peor crisis de su historia”, había publicado el funcionario en redes sociales. Las respuestas no tardaron en llegar desde el recinto. “Esta ley no afecta el costo. Si se recaudan $100, se distribuyen $100. Lo que estamos exigiendo es que cumplan con la ley y giren los fondos que les corresponden a las provincias”, replicó el pampeano Daniel Bensusán (Unión por la Patria).

El radical Martín Lousteau también cruzó a Caputo: “O mienten o el equilibrio fiscal está sujeto a quedarse con los fondos de las provincias. Que el ministro en vez de tuitear tanto venga al Congreso, que nunca vino, a explicar el Presupuesto”. En tanto, la rionegrina Mónica Silva, alineada con el gobernador Alberto Weretilneck, recurrió a una fábula para graficar la desconfianza hacia el Ejecutivo: “Todos queremos llegar a la otra orilla del río, pero es imposible cuando la confianza ha sido destruida por la propia naturaleza del escorpión”, dijo, anticipando su voto contra el veto.

El proyecto de los ATN establece que estos fondos —financiados con el 1% de la coparticipación federal y el 2% del impuesto a las ganancias— se distribuyan de forma automática entre las provincias, en lugar de quedar sujetos a la discrecionalidad del Poder Ejecutivo. Los gobernadores sostienen que el fondo es “sistemáticamente sub-ejecutado” y que su uso representa apenas el 0,03% del PBI, unos $253.000 millones. Con tres vetos rechazados en una semana, el Gobierno enfrenta ahora un Congreso cada vez más dispuesto a desafiar su autoridad y una relación con las provincias marcada por la desconfianza y la disputa por los recursos.