CÓRDOBA (Enviado especial). – La Unión Industrial Argentina (UIA) trasladó sus celebraciones por el Día de la Industria a Córdoba, en un contexto de tensiones cambiarias y expectativas políticas previas a las elecciones bonaerenses. Más de 700 empresarios se reunieron en el Centro de Convenciones de la capital provincial, donde los parques industriales y fábricas se extienden a lo largo del Camino de Circunvalación y en cada ciudad importante de la región. Antes de ingresar al salón principal, los representantes de la UIA recibieron la noticia del anuncio del viceministro de Economía, Pablo Quirno, sobre la intervención directa del Tesoro en el mercado de cambios.
“Es sensato. Están demostrando que son pragmáticos y que los problemas hay que resolverlos. Están usando herramientas que son válidas y que seguramente habrán buscado que no contradigan lo que se acordó con el Fondo Monetario”, señaló uno de los integrantes de la cúpula de la UIA. Sobre el impacto en los precios, agregó: “Lo importante es que esa apreciación del dólar no se traslade a los precios y en este contexto eso puede suceder. En cambio, un dólar de 2.000 pesos no serviría de nada, a los dos meses habría un pass through hacia los precios que destruiría todo”. Los empresarios destacaron que la presión sobre la divisa responde al momento preelectoral, y que una cotización cercana a $ 1.400 puede ser beneficiosa si no se traslada a la inflación.
Dentro del Centro de Convenciones, los anfitriones fueron Luis Macario, titular de la Unión Industrial de Córdoba, y Martín Rappallini, presidente de la UIA, quienes recibieron al Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y al gobernador Martín Llaryora, entre otros funcionarios. “Es claro que decidieron que la representación del Gobierno sea política, porque si venía el ministro de Economía muchos lo iban a cuestionar”, señaló un empresario presente. En la previa del evento, los asistentes destacaron que las conversaciones informales se centraron en la política preelectoral, sin comentarios extensos sobre tasas o tipo de cambio.
En sus discursos, Macario y Rappallini elogiaron la estabilidad macroeconómica y reclamaron cambios sobre la presión impositiva y la apertura importadora. “Solamente puede estar en discusión para los necios o los sesgados ideológicos: la macroeconomía entró en una instancia de racionalidad, condición indispensable para que el sector privado, fuente indiscutible de creación de riqueza, pueda desarrollarse”, sostuvo Macario. Rappallini, en tanto, presentó el documento “Nuevo contrato productivo”, firmado por filiales regionales de la UIA, que pide “seguridad jurídica” y “orden macroeconómico” como base para la inversión, y alertó sobre “la velocidad de la apertura de la economía sin resolver antes las distorsiones estructurales”.
El cierre del evento mostró un cruce de posturas entre Francos y Llaryora. El jefe de Gabinete insistió en un clima de “desestabilización” contra el Gobierno, comparándolo con experiencias de Frondizi e Illia, mientras que Llaryora advirtió: “Moverse en los extremos va a cansar a los argentinos. A veces ven como enemigos a determinados sectores. Ese modelo fracasó. Pero tampoco sirve un modelo que crea que el mercado lo puede solo, sin entender que no existen en ningún lugar del mundo y menos en los países desarrollados”. La jornada cerró con un consenso tácito: los empresarios buscan estabilidad macroeconómica y reglas claras, mientras el Gobierno intenta equilibrar la política económica con las presiones electorales.





