En una reunión de casi dos horas en la sede partidaria de Balcarce 412, la cúpula del PRO analizó su relación con La Libertad Avanza (LLA) en dos frentes clave: la estrategia electoral porteña de cara a los comicios del 26 de octubre y la postura legislativa frente a los vetos que el presidente Javier Milei aplicó recientemente a la reforma jubilatoria y a la emergencia en discapacidad. Con el plazo para inscribir alianzas venciendo el jueves, las negociaciones con el mileísmo avanzan con dificultad. En el centro del conflicto está el reparto de lugares en la lista para la Ciudad: el PRO exige dos bancas seguras entre los primeros seis candidatos, mientras que LLA ofrece dos posiciones, pero con la segunda fuera de los puestos “entrables” y con injerencia en los nombres propuestos.
En la mesa principal se sentaron Mauricio Macri, Jorge Macri, Cristian Ritondo, Soledad Martínez y Facundo Pérez Carletti, junto a otros dirigentes como María Eugenia Vidal, Guillermo Montenegro, Rogelio Frigerio, Ignacio Torres y Silvia Lospennato, algunos de forma virtual. El debate fue intenso, con momentos de tensión. Jorge Macri, con el diálogo cortado con el Gobierno nacional, expresó su rechazo a aprobar los vetos sin evaluar las consecuencias, mientras que Ritondo advirtió que no estaban en condiciones de “extorsionar” a los libertarios. Incluso, el jefe de Gobierno se retiró por unos minutos molesto con el tono de la discusión. Vidal, por su parte, se mostró reacia a cerrar un acuerdo bajo las condiciones actuales y dejó abierta la puerta a reflotar un esquema similar a Juntos por el Cambio en la Ciudad.
Antes del encuentro, Mauricio Macri había anticipado su postura ante la prensa. “No hay temor, hay una confirmación. Está fuera de discusión que ellos quieren tomar una posición totalmente dominante”, afirmó sobre los libertarios. Y agregó: “La prioridad del PRO desde hace casi dos años ha sido ayudarlos a generar gobernabilidad, lamentablemente no fue el nivel de gobernabilidad que necesitaba el país, por eso tenemos este nivel de riesgo país”. Con tono crítico, subrayó: “Tenemos que encontrar un lugar de comodidad para ambas partes” y expresó su preocupación por la falta de crecimiento económico. En este contexto, las conversaciones entre el PRO y LLA se mantienen en un equilibrio frágil: aunque la alianza no está descartada, las diferencias políticas y la puja por las candidaturas amenazan con llevarlos nuevamente a competir por separado, como ocurrió en las elecciones de mayo.