Ante el inminente aumento de las retenciones a la soja y al maíz, las empresas agroexportadoras aceleraron sus Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE), generando un verdadero boom en las anotaciones. Desde que comenzó a regir la baja temporal de retenciones el 27 de enero, se declararon más de 23 millones de toneladas de soja y derivados, mientras que en el caso del maíz la cifra acumulada supera los 16 millones de toneladas. Solo el martes último se registraron 14 mil toneladas de aceite de soja, 434 mil de poroto, 1,5 millones de harina y 520 mil de maíz, un volumen récord para el año, según destacó el economista Salvador Vitelli en redes sociales.
La reducción temporal de los derechos de exportación, establecida por el Decreto 38/2025, estableció alícuotas menores para granos y derivados hasta el 30 de junio. El poroto de soja pagaba un 26% (bajó del 33%), los derivados un 24,5%, y el maíz, trigo, cebada y sorgo, un 9,5%. Sin embargo, según trascendidos oficiales y declaraciones del ministro de Economía Luis Caputo, esta rebaja solo se mantendría para trigo y cebada tras esa fecha. Para el resto de los cultivos, especialmente soja y maíz, las retenciones volverían a sus valores originales a partir de julio, un anuncio que el propio presidente Javier Milei había anticipado meses atrás, instando al sector a liquidar “antes de que vuelvan las retenciones”.
El vocero presidencial Manuel Adorni, consultado al respecto, recordó que la reducción fue “una modificación transitoria anunciada como tal”, y aseguró que “no hay ninguna definición” sobre extenderla más allá de junio, excepto para las economías regionales. En este contexto, el sector agropecuario mostró un fuerte rechazo. La Sociedad Rural Argentina (SRA), a través de su Distrito 4, expresó que “el exiguo y mediocre alivio fiscal que rigió estos meses llegará a su fin” y exigió “decisiones de fondo” para mejorar la competitividad, señalando a los derechos de exportación como la raíz del problema. Por su parte, Apronor, organización del norte del país, advirtió que la suba de retenciones impacta en una región que enfrenta altos costos y desventajas comparativas.
Un reciente informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) señaló que los impuestos representan el 63,6% del resultado neto promedio por hectárea en cultivos, con soja y trigo por encima del 65%. De mantenerse las retenciones al nivel previo, se proyecta un aumento de esta carga impositiva, con picos que superarían el 70% en soja. Además, el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) reveló que los costos de insumos en Argentina son considerablemente más altos en dólares que en países competidores como Brasil, Uruguay y Estados Unidos, profundizando la presión sobre la rentabilidad del sector.
El panorama genera incertidumbre para la próxima campaña agrícola y tensiones entre el Gobierno y el campo, que busca estabilidad y alivios para poder afrontar un escenario complejo por la combinación de alta presión tributaria, costos elevados y precios internacionales que no acompañan.