Cristina Kirchner reorganiza su núcleo político mientras cumple arresto domiciliario tras su condena

A pesar de la confirmación de su condena a seis años de prisión por corrupción en la causa Vialidad, Cristina Fernández de Kirchner mantiene una intensa actividad política desde su departamento en la calle San José 1111, en el barrio porteño de Constitución. La ex presidenta, impedida de participar formalmente de la vida partidaria por la ratificación judicial de su condena, continúa siendo un punto de referencia central para el kirchnerismo y sectores del peronismo que la consideran víctima de persecución política. “Cristina ha ganado una nueva centralidad”, afirman desde su entorno más estrecho, que trabaja en la “reconstrucción” de su figura en tiempos de gobierno de Javier Milei.

En su círculo más íntimo se encuentra su hijo, Máximo Kirchner, titular del PJ bonaerense y líder de La Cámpora, quien vive a pocas cuadras de su madre en un departamento de 70 metros cuadrados que sería propiedad de Gerónimo Ustarroz, medio hermano de Eduardo “Wado” de Pedro. El ex ministro del Interior es otro de los dirigentes de máxima confianza de la ex mandataria. En una reciente declaración, De Pedro aludió elípticamente a la posibilidad de un indulto, afirmando que el próximo presidente justicialista deberá tener entre sus prioridades la libertad de Cristina. El ministro de Justicia bonaerense, Juan Martín Mena, se encarga del asesoramiento legal en esta etapa, aunque el rol técnico sigue a cargo del abogado Carlos Beraldi.

Desde el entorno también destacan el papel clave del senador José Mayans, delegado del Partido Justicialista en funciones. La condena judicial suspendió de hecho la afiliación de Cristina Kirchner al PJ y la dejó fuera de la conducción partidaria. Aun así, Mayans articula las decisiones internas en nombre de la ex vicepresidenta. Otros nombres históricos como Oscar Parrilli, encargado del Instituto Patria, y Mariano Cabral, su secretario personal, continúan cumpliendo funciones cotidianas vinculadas al armado político y la gestión de su agenda personal.

En esta etapa de “resistencia”, como la definen en su entorno, también reaparecen figuras clave del peronismo bonaerense. La senadora provincial Teresa García, de confianza total de Cristina, fue nombrada secretaria general del PJ y se ha mostrado activa en las movilizaciones de apoyo. Además, dirigentes como Federico Otermín (intendente de Lomas de Zamora) y Mariel Fernández (Moreno) representan a los jefes comunales del conurbano en la articulación política con la ex presidenta.

Cristina Kirchner también recibió a actores externos a su núcleo duro. Uno de ellos fue Juan Grabois, que el último fin de semana se acercó junto a la ex legisladora porteña Ofelia Fernández. Ambos expresan un kirchnerismo con anclaje social, y Fernández vuelve a sonar como potencial candidata. Asimismo, en su departamento porteño mantuvo un encuentro con Nicolás Trotta, referente del nuevo espacio “Primero la Patria”, que busca reposicionar al kirchnerismo dentro del PJ con un enfoque federal y menos ligado a La Cámpora. “Primero la Patria” ya suma a dirigentes como el ex gobernador sanjuanino Sergio Uñac y llama a construir una “complementariedad” con otras expresiones del peronismo.

Aunque sin cargos formales y con una condena firme, Cristina Fernández de Kirchner mantiene una activa interlocución con el universo justicialista. Desde su departamento embargado en Constitución, cultiva una estrategia política que combina fidelidad militante, alianzas renovadas y contactos con figuras emergentes. En medio de la crisis institucional que dejó su condena, su figura aún pesa en la interna del peronismo, que ya comienza a pensar en 2027.