Bonte 2030 debutó con ganancias en dólares y abre expectativas de nuevas colocaciones

El Bonte 2030, el nuevo bono en pesos a tasa fija lanzado por el Gobierno, tuvo un debut prometedor en el mercado de deuda local e internacional. A pocos días de su licitación primaria, el instrumento mostró una suba en su precio que se tradujo en un rendimiento en dólares cercano al 6% para quienes ingresaron en la primera colocación. A pesar de que la tasa de corte se ubicó por encima de lo esperado, en el 29,5%, el mercado respondió con optimismo, y analistas destacan que se abre una ventana para futuras emisiones similares.

“En sólo unos días, los tenedores se encuentran un 6% arriba en dólares con su posición en pesos, lo que favorece nuevas colocaciones de este tipo en el exterior”, explicó Nery Persichini, economista de GMA Capital. Si bien la suba reciente del tipo de cambio representó una pérdida relativa para quienes suscribieron en dólares a $1.148, el desempeño del bono en el mercado secundario compensó con creces este movimiento. La colocación del Bonte fue leída como un paso importante hacia el regreso de la Argentina a los mercados voluntarios de deuda, una posibilidad que quedará más cerca en la medida que el riesgo país continúe su descenso.

Desde el punto de vista del Tesoro, la colocación permitió aumentar las reservas sin intervenir en el mercado cambiario, una estrategia alineada con el objetivo de mantener la banda de flotación definida por el Banco Central. La semana pasada, las reservas del BCRA aumentaron en US$1.000 millones, dato clave en la previa de la revisión de metas con el Fondo Monetario Internacional.

En el mercado financiero se trazaron paralelismos con los Bote (TO21, TO23 y TO26) emitidos en 2016, que también permitieron al Tesoro atraer divisas sin dolarizar la deuda. “En aquel momento, el Tesoro había emitido el equivalente a US$8.000 millones en sólo dos semanas”, recordó Persichini.

Desde Delphos Investment también destacaron la respuesta positiva del mercado: “Celebramos la convergencia del nuevo bono con la curva en pesos como una señal de optimismo ante el regreso del país a los mercados internacionales, con un bono en pesos que le permite al Tesoro acumular reservas sin ejercer presión directa sobre el tipo de cambio y extender la duración de sus vencimientos en moneda local”.

Alejo Rivas, de Balanz, subrayó la liquidez que mostró el instrumento, a pesar de tratarse de una emisión pequeña y concentrada en manos de inversores externos. “Creemos que se trata de un instrumento atractivo para inversores audaces. A estos niveles, la tasa resulta atractiva para aquellos que tengan una perspectiva optimista con respecto a la inflación y al programa económico en general”.

A futuro, la continuidad del rendimiento positivo dependerá de variables clave como la estabilidad del tipo de cambio y la evolución de la inflación. “El atractivo del carry trade en el corto plazo persiste, pero de manera cada vez más acotada”, advirtió Justina Gedikian, de Cohen. Y concluyó: “Un tipo de cambio estable y un dato de inflación que podría ubicarse por debajo del 2% favorecerían estas estrategias. Sin embargo, su sostenibilidad depende de que no se intensifiquen las presiones cambiarias”.