La relación entre el presidente Javier Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel atraviesa uno de sus momentos más tensos desde la llegada de ambos al poder. La distancia entre los mandatarios quedó en evidencia el pasado 25 de mayo, durante el acto oficial por el Día de la Patria, cuando evitaron saludarse en público al ingresar al Tedeum en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires. Lejos de disimular la incomodidad, Villarruel compartió en sus redes sociales imágenes del evento, donde se la ve sonriente junto a vecinos y miembros de las fuerzas de seguridad, pero sin ninguna interacción con el Presidente.
Las fotos publicadas por la vicepresidenta en Instagram generaron una oleada de comentarios por parte de seguidores del Gobierno. Muchos le exigieron que “se alinee” con Milei y la acusaron de “jugar sucio”. Lejos de ignorar los reclamos, Villarruel respondió uno por uno con tono firme: “Yo no juego sucio ni por la espalda. Las cosas las digo siempre en la cara, incluidas las críticas”, aseguró. Y agregó: “No traiciono y no hago lo que no me gusta que me hagan a mí”. En otra respuesta, defendió su estilo bajo perfil: “Estoy presente, solo que no pongo fotos. Trabajo en silencio, todos los días atiendo mucha gente y me ocupo de asuntos muy diversos que me obligan a estudiar mucho”.
La vicepresidenta también aprovechó el intercambio para reivindicar su historia política. A quienes le pedían más lealtad hacia el espacio libertario, contestó: “Como no soy casta, por eso me atacan”. Y recordó: “Hace 25 años que estoy luchando por todas estas cuestiones: Malvinas, el aborto, las Fuerzas Armadas, los 70, el trabajo, el campo, los pueblos ‘originarios’… ¿Te pensás que nací ayer?”. En otra interacción, Villarruel respondió a una seguidora que cuestionaba sus aspiraciones políticas: “Dios sabe mis valores porque practico la religión en la que creo. Y con mucha humildad me callo la boca ante las opiniones infundadas como la tuya”.
El cruce digital no terminó ahí. En X (ex Twitter), Villarruel profundizó sus críticas contra los medios y sectores de la política: “La casta ataca. Los periodistas ensobrados van por los ciudadanos que ingresamos a la política y no transamos, no metemos parientes, no traicionamos y tenemos honor”. Y cerró con una frase que deja entrever el clima electoral que se avecina: “Tantos comentarios y ninguna prueba. Va a estar sucia la campaña aunque no participe en ella”. La tensión entre los máximos referentes del Gobierno ya no es un secreto, y suma incertidumbre a la interna del oficialismo.