Los fraudes financieros se consolidan como uno de los delitos más frecuentes en América Latina, con Argentina y Colombia a la cabeza del crecimiento de casos. Según datos de la firma especializada BioCatch, los incidentes de fraude aumentaron un 32% en la región durante el último año. Las modalidades más comunes están relacionadas con la ingeniería social, el uso de dispositivos robados y la apropiación indebida de cuentas bancarias.
El método más utilizado por los estafadores es la llamada “ingeniería social”, que no requiere vulnerar sistemas técnicos sino manipular emocionalmente a las personas para obtener información confidencial. “En lugar de vulnerar sistemas técnicos, estos fraudes se basan en engañar a los usuarios, apelando a la urgencia, la confianza o el miedo”, explicaron desde BioCatch. Este tipo de estafa se apoya en tácticas psicológicas para generar situaciones de presión o empatía que lleven a las víctimas a revelar datos sensibles o realizar transferencias de dinero.
Entre los ejemplos más frecuentes se encuentran las llamadas telefónicas que simulan ser de entidades bancarias solicitando claves o datos personales, los mensajes falsos de WhatsApp de supuestos familiares que piden dinero de urgencia, y los correos electrónicos con enlaces fraudulentos que imitan páginas oficiales para capturar contraseñas, en lo que se conoce como “phishing”. También proliferan los engaños por redes sociales, donde los estafadores se hacen pasar por conocidos o figuras de autoridad para ganar la confianza de sus víctimas.
Frente a esta creciente amenaza, los especialistas recomiendan una serie de medidas preventivas. La más importante es evitar compartir información personal o contraseñas por canales digitales o telefónicos, aunque parezcan legítimos. También se sugiere verificar siempre la identidad del interlocutor a través de un canal alternativo oficial, activar la verificación en dos pasos y mantener los dispositivos actualizados, con contraseñas seguras y renovadas con frecuencia. “La mejor defensa es la desconfianza prudente y estar informado”, advierten los expertos, quienes remarcan que la educación y la conciencia digital son claves para enfrentar esta problemática en crecimiento.
En un contexto donde la digitalización avanza cada vez más en los servicios financieros, la seguridad cibernética se vuelve una prioridad tanto para usuarios como para instituciones. Con el aumento sostenido de los fraudes, resulta fundamental fortalecer la prevención y fomentar la cooperación entre bancos, fintechs y organismos de control para evitar que más personas caigan en estas redes de engaño.