Un mes después de que el Gobierno argentino levantara la mayoría de las restricciones cambiarias, la agencia Fitch Ratings decidió mejorar la calificación crediticia del país, elevándola de CCC a CCC+. Esta mejora se basa en la decisión de desmantelar el cepo cambiario y en la obtención de financiamiento por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos multilaterales. Sin embargo, Fitch no asigna perspectivas a las calificaciones de CCC+ o inferiores, por lo que la nota mejorada no incluye una proyección explícita sobre su evolución futura.
Para Fitch, el fin del cepo y el acuerdo con el FMI “ha reforzado la liquidez externa y la durabilidad del programa de estabilización económica del presidente Javier Milei”. La agencia subrayó que la recuperación económica y el proceso de desinflación “ya han superado nuestras expectativas previas y deberían verse respaldadas aún más por estos cambios de política”. A pesar de estos avances, la calificadora señaló que, aunque ha mejorado la capacidad del país para cumplir con el servicio de la deuda a corto plazo, “persisten desafíos e incertidumbres en el mediano plazo” que mantienen en alerta al mercado.
Entre las preocupaciones que plantea Fitch figura la acumulación de reservas, un punto que consideran incierto bajo el nuevo régimen cambiario. La agencia advirtió que “la acumulación de reservas no está asegurada debido a la preferencia de las autoridades por una moneda fuerte, mientras que el acceso al mercado externo sigue siendo prohibitivamente caro”. Además, Fitch destacó que las elecciones de octubre serán “un determinante importante de la dinámica de las reservas internacionales y el acceso al mercado”, ya que pondrán a prueba el apoyo al programa económico del presidente Milei y podrían generar volatilidad durante la campaña electoral. “La duda está puesta en si la popularidad de Milei flaquea o los candidatos ansiosos por cambiar la dirección de la política ganan terreno”, señaló el informe.
En abril, el Gobierno argentino implementó un programa de US$ 20.000 millones con el FMI que permitió levantar las restricciones cambiarias, un paso que ya había sido reconocido por otras agencias calificadoras. Moody’s Ratings, por ejemplo, había subido la calificación crediticia del país a Caa3 en enero, con una perspectiva estable a positiva, mientras que S&P Global Ratings mantuvo su calificación en CCC a principios de febrero.
Sobre las reservas, Fitch precisó que las autoridades “han señalado que no tienen intención de comprar divisas dentro de la banda de fluctuación del dólar, de $1.000 a $1.400, lo que refleja una preferencia por una moneda fuerte como ancla para la desinflación”. Este enfoque, agregó la agencia, “reduce las probabilidades de pérdidas de reservas observadas a principios de este año, pero también oscurece el camino para las ganancias previstas en el acuerdo con el FMI”. Según Fitch, una apreciación del peso “hasta el límite inferior de la banda podría permitir la acumulación de reservas, pero esto sólo puede ocurrir como resultado de las entradas de carry trade, que las autoridades están alentando, en lugar de la cuenta corriente, que se prevé que vuelva a ser deficitaria”. Esta situación, concluyó, podría hacer que las reservas acumuladas sean “precarias” y sujetas a riesgos.