La decisión del gobierno argentino de evitar el debate parlamentario para avanzar con un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) generó expectativa en Wall Street, donde los principales bancos de inversión ven con buenos ojos la posibilidad de una resolución rápida. Aunque aún se desconocen detalles del nuevo programa, el uso del DNU —en lugar de un proyecto legislativo, como exige la Constitución y la normativa vigente desde 2021— fue interpretado como una señal de celeridad y firmeza en las negociaciones.
“Argentina y el FMI continúan negociando un nuevo programa”, señaló JP Morgan en un informe reciente. “Esta semana, la administración envió al Congreso un DNU que permite al Poder Ejecutivo negociar un nuevo programa con el FMI sin necesidad de prolongados debates en ambas Cámaras”. El decreto, ya girado a Diputados, tendrá fuerza de ley a menos que ambas cámaras lo rechacen. Desde el JP Morgan destacaron que esta estrategia podría evitar demoras, sobre todo en un contexto político tenso y con un Congreso dividido.
El Bank of America, que ya había anticipado en enero la posibilidad de que el gobierno de Javier Milei avanzara con un DNU, valoró la rapidez del mecanismo, aunque advirtió sobre la falta de información. “El DNU no especifica el monto del nuevo préstamo con el FMI, el cual aún debe ser aprobado por el Directorio del organismo”, advirtió JP Morgan. No obstante, confirmó que el objetivo principal sería “recomprar parte de la deuda que el Tesoro tiene con el BCRA en pagarés” y refinanciar los vencimientos del actual acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF). Según trascendió, el nuevo plan contemplaría un período de repago de 10 años.
La entidad también destacó el clima social cada vez más volátil, especialmente tras los incidentes de la semana pasada frente al Congreso, donde se registraron heridos entre manifestantes, periodistas y fuerzas de seguridad. “Mientras el país aguarda los detalles del programa, el contexto social se ha vuelto más volátil que lo observado el año pasado durante la severa contracción de la demanda doméstica”, señaló el banco.
Pese a ese escenario de tensión, JP Morgan mantuvo una visión “constructiva” sobre la evolución económica. “Los primeros indicadores de actividad sugieren que el crecimiento persistió a principios de 2025 y la inflación núcleo sigue en una tendencia a la baja”, afirmaron. En este sentido, apuntaron que lograr tasas de crecimiento razonables es “una condición necesaria para mantener cuentas fiscales ordenadas, lo cual es la piedra angular del programa de estabilización”.
El informe también brindó un panorama económico alentador para enero, con datos positivos en recaudación, ventas de automóviles, cemento y crédito en moneda local, lo que llevó a proyectar una expansión interanual del 6%, por encima del 5,6% estimado previamente. Sin embargo, febrero mostró señales mixtas: mientras algunas variables continuaron firmes, las ventas minoristas evidenciaron una desaceleración. “Los datos parciales del mes muestran ingresos fiscales sólidos, ventas de automóviles y crédito en buen estado, pero una marcada desaceleración en las ventas minoristas”, concluyó el informe.