El Gobierno argentino se encuentra en la recta final de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para cerrar un nuevo acuerdo que incluiría fondos frescos. El ministro de Economía, Luis Caputo, ya dio por hecho que habrá un entendimiento, mientras que el presidente Javier Milei adelantó que los recursos serán utilizados para sanear el balance del Banco Central. Este respaldo financiero es clave para avanzar en el levantamiento del cepo cambiario, una de las principales metas del oficialismo.
Uno de los interrogantes más relevantes es el monto del préstamo. Si bien Caputo evitó dar precisiones, distintas estimaciones han circulado en el mercado. Según un informe del banco suizo UBS, citado por Bloomberg, Argentina podría recibir hasta US$ 20.000 millones, aunque solo US$ 8.000 millones corresponderían a financiamiento neto, mientras que el resto se destinaría a refinanciar vencimientos de deuda con el organismo. “El nuevo programa cubriría tanto el capital como los intereses que la Argentina le debe pagar al FMI durante el actual mandato presidencial”, señalaron analistas del banco. Durante el período de Milei, que finaliza en 2028, el país debe afrontar pagos por US$ 12.000 millones en capital y US$ 9.000 millones en intereses.
Según UBS, el FMI podría otorgar fondos que superen los vencimientos de capital, lo que permitiría al Gobierno contar con recursos adicionales. En ese sentido, el acuerdo podría alcanzar un mínimo de US$ 12.000 millones y extenderse hasta los US$ 20.000 millones, con al menos el 30% del nuevo financiamiento disponible este año. Parte de estos fondos se utilizarán para cancelar deuda del Tesoro Nacional con el Banco Central, específicamente las Letras Intransferibles. “La deuda bruta del Tesoro no aumentará, aunque cambiará el acreedor”, explicó Milei sobre la estrategia. A cambio, Argentina deberá cumplir con ciertas condiciones clave, entre ellas, restricciones en la discrecionalidad del uso de los fondos y el mantenimiento de la estrategia cambiaria actual. Desde el FMI han expresado su preocupación por el uso de las reservas del BCRA para contener la brecha cambiaria, una práctica que en el último año costó US$ 1.915 millones.