La sequía y la ola de calor agravan la crisis agrícola en Argentina

La sequía y la ola de calor amenazan con empeorar las condiciones de los cultivos en Argentina, especialmente en la zona núcleo, la más productiva del país. Hace un mes que no se registran lluvias significativas en gran parte del área agrícola, y las altas temperaturas se mantienen sin el alivio de precipitaciones. Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la mitad del maíz temprano ya muestra signos de deterioro, con un estado de regular a malo, y la soja enfrenta dificultades para sobrevivir. Estos dos cultivos, clave para la economía agrícola nacional, están perdiendo su potencial de rendimiento a medida que la sequía avanza. “El norte de Buenos Aires requeriría lluvias de 100 a 120 milímetros para salir de la condición de sequía”, advirtió la BCR. Las previsiones meteorológicas tampoco son alentadoras, con escasas lluvias a la vista y temperaturas que seguirán siendo elevadas hasta finales de enero.

El fenómeno climático de La Niña, que se consolidó en diciembre, también contribuye a la crisis. Este fenómeno está asociado con temperaturas del mar más frías de lo normal en el Pacífico, lo que ha alterado los patrones climáticos en todo el país. “Más allá de esta potencial amenaza de fondo, actualmente un anticiclón posicionado sobre el Atlántico Sur genera una circulación aumentada del norte y noreste, lo que incrementa la evapotranspiración en la zona de cultivos extensivos”, explicó el Servicio Meteorológico Nacional (SMN). Como resultado, la sequía se intensifica y los suelos pierden rápidamente su humedad, afectando gravemente a los cultivos de maíz y soja en las regiones más productivas. A pesar de que se esperan algunas lluvias dispersas para el fin de semana, estas no serían suficientes para recuperar las pérdidas hídricas ni para evitar mayores daños a los cultivos.

La falta de lluvias generalizadas y la ola de calor ponen en evidencia la vulnerabilidad de los cultivos ante la escasez de agua. “Sin lluvias generalizadas previstas para la primera quincena de enero sobre la franja este del país, va a ser muy difícil que los cultivos, cerca de su período crítico, no sufran deterioro”, advirtió el consultor climático de la BCR, Alfredo Elorriaga. La situación es especialmente grave en la región pampeana y el noreste argentino, donde las reservas hídricas ya han caído significativamente. En el centro y este de la región pampeana, los suelos han pasado de tener reservas regulares a déficit hídrico, lo que dificulta aún más el desarrollo de los cultivos de verano. Mientras tanto, las altas temperaturas y la radiación solar aumentan la demanda de agua de los cultivos, pero las lluvias siguen siendo escasas. Para los productores agrícolas, la crisis hídrica no muestra signos de alivio inmediato, lo que genera una creciente preocupación por el futuro de la cosecha y la economía agrícola del país.

Entradas recomendadas