A pocos días de finalizar 2024, el riesgo país de Argentina tocó un mínimo histórico al bajar a 631 puntos, un nivel no visto en los últimos seis años. Esta caída se produjo tras una nueva suba de los títulos en dólares, que ganaron más de un 1% el jueves. Comparado con diciembre de 2023, cuando el riesgo país se encontraba en 1.866 puntos, la mejora ha sido significativa, con una contracción de casi el 67% desde comienzos de este año. Este indicador, que mide la diferencia entre los bonos soberanos argentinos y los estadounidenses, refleja la percepción del riesgo que los inversores asocian al país.
El optimismo también se trasladó al mercado accionario. El índice Merval, principal indicador de la bolsa porteña, avanzó un 1,8% en el día, y al medirse en dólares, acumula un crecimiento superior al 7% en diciembre y un impresionante 130% en lo que va de 2024. A pesar de la volatilidad que ha marcado las últimas semanas, la deuda argentina logró mantener una tendencia positiva durante el año, superando las expectativas de muchos analistas. En este contexto, Juan Manuel Franco, economista del Grupo SBS, señaló: “La suba reciente se da en un contexto adverso para mercados emergentes, con la tasa del Tesoro americano a 10 años subiendo algo más de 45 puntos básicos desde los mínimos de diciembre”. En este mismo sentido, analistas de PPI destacaron que “el sólido desempeño de la deuda argentina en las últimas jornadas sugiere que el sentimiento de los inversores continúa siendo favorable, pese a la volatilidad registrada en el mercado cambiario local”.
La mejora en el riesgo país posiciona a Argentina de manera más favorable en comparación con otros países de la región. Actualmente, Bolivia tiene un riesgo país superior a los 2.000 puntos, mientras que Ecuador se mantiene cercano a los 1.200 puntos. Con esta baja, Argentina podría aspirar a ingresar en la zona de países como El Salvador, Honduras y Colombia, que tienen un riesgo país inferior a los 400 puntos. Los inversores también están atentos al próximo pago del cupón de la deuda, previsto para el 9 de enero. En este sentido, el economista Gustavo Ber subrayó: “Los activos domésticos logran esquivar dicha tónica del norte y presentarse más sostenidos a partir de una sólida demanda inversora de fondo”. Además, Ber añadió que este desempeño positivo se debe a la valoración creciente sobre los progresos macroeconómicos del primer año de gestión y a las expectativas favorables hacia 2025, en particular respecto a las negociaciones con el FMI y el avance hacia la normalización económica del país.