Desde los primeros momentos de incertidumbre tras la desaparición de Nahuel Agustín Gallo, un gendarme argentino retenido en Venezuela, su familia en Catamarca inició una campaña incansable para conocer su paradero y lograr su liberación. Nahuel perdió contacto con su familia entre el 8 y el 9 de diciembre, tras ingresar al territorio venezolano para pasar las fiestas con su pareja, María Alexandra Gómez, y el hijo de ambos. Desde entonces, la preocupación y el esfuerzo por traerlo de regreso han marcado los días de su madre, Griselda Heredia, y su hermano, Kevin Gallo.

El caso adquirió un tono político luego de que Diosdado Cabello, una figura clave del régimen chavista, confirmara la detención de Nahuel. Según Cabello, el gendarme habría viajado con intenciones de espionaje, una acusación que el presidente argentino, Javier Milei, rechazó categóricamente al calificar el hecho como un “secuestro”. “Maduro es un criminal dictador”, afirmó Milei, quien además cuestionó las acciones del régimen venezolano en medio de crecientes tensiones diplomáticas entre ambos países. El canciller venezolano, Yvan Gil, redobló las acusaciones, sugiriendo que Nahuel llevaba un “plan terrorista”, incrementando la complejidad del conflicto.

En paralelo a los cruces políticos, la familia de Nahuel mantiene viva la esperanza a través de gestiones humanitarias. Griselda Heredia, su madre, envió una carta al Papa Francisco solicitando su intervención. Además, con el apoyo del dirigente social Juan Grabois y el exembajador argentino en Venezuela, Oscar Laborde, la familia busca establecer un canal de comunicación directo con Nahuel. En una emotiva carta manuscrita, Griselda le transmitió fuerza y amor: “Hijo mío, no estás solo. Tu familia te está bancando en toda esta situación. Contamos las horas para verte y darte un fuerte abrazo”.

Mientras tanto, el Gobierno argentino, liderado por la ministra Patricia Bullrich, solicitó prudencia en las gestiones diplomáticas. Sin embargo, la reciente decisión de enviar a Estados Unidos un avión retenido en 2022, reclamado por Venezuela, parece haber tensado aún más las relaciones entre los países. En este contexto, la lucha de la familia de Nahuel por su liberación continúa en medio de un entramado político y humanitario que no da certezas sobre el desenlace de esta delicada situación.