A partir de diciembre, las tarifas de agua potable y cloacas en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) aumentarán un 3%, como parte de un proceso de recomposición en las cuentas de Agua y Saneamientos Argentinos (AySA), la empresa estatal que maneja los servicios. Este aumento, que se suma a una serie de subas aplicadas desde abril, acumulará un incremento del 317%, multiplicando las tarifas por 4,17 veces en poco más de ocho meses. La medida forma parte de una estrategia que busca equilibrar las finanzas de la empresa, en medio de una creciente presión por parte del Gobierno nacional para llevar a cabo una privatización parcial de AySA.
La suba de tarifas está basada en una fórmula polinómica definida en la Resolución 9/2024 de la Secretaría de Obras Públicas, que considera tanto la evolución de los salarios como la inflación pasada. Este tipo de ajustes ya se había aplicado a otros servicios como la electricidad y el gas, aunque el alto impacto de estos en la inflación obligó al Gobierno a revisar sus decisiones en esos casos. En el caso de AySA, el aumento en las tarifas se dividirá en tres segmentos: los hogares de clase alta (20% del total) verán un incremento promedio de $ 1.800 en sus boletas de diciembre, mientras que los hogares de clase media (37%) y baja (44%) enfrentarán subas de entre $ 600 y $ 500, respectivamente. Los usuarios que solo tienen servicio de agua, en particular, verán un aumento más pronunciado en sus facturas, especialmente en el segmento alto.
Para mitigar el impacto de estos aumentos, AySA mantendrá los beneficios de la Tarifa Social y los subsidios para los usuarios de menor poder adquisitivo. Además, la empresa ha lanzado un Plan de Regularización de Deudas, que ofrece facilidades de pago, descuentos y la posibilidad de financiar los saldos pendientes en cuotas. “El ajuste tarifario y el plan de regularización de deudas permitió lograr un break-even operativo, contribuyendo a incrementar los ingresos netos en un 78%”, destacó la compañía en un comunicado. Este plan se alinea con los objetivos del Gobierno, que busca equilibrar las finanzas de AySA mientras se mantiene la viabilidad de su privatización parcial, un paso que se enmarca dentro del intento del Ejecutivo por generar dólares para su plan económico de superávit fiscal y un dólar barato.
Con un superávit proyectado de $ 96.000 millones para finales de 2024, AySA ha logrado un giro significativo respecto al déficit operativo registrado en 2023, que ascendió a $ 278.000 millones. Sin embargo, la pregunta sigue siendo si los aumentos serán suficientes para mantener la estabilidad financiera de la empresa, que sigue siendo vista como una pieza clave para la política económica del Gobierno.