La administración de Javier Milei ha puesto en pausa sus celebraciones tras las recientes giras internacionales para priorizar el levantamiento del cepo cambiario, considerado un desafío urgente. Este objetivo depende del controvertido DNU 846, que permite canjes de bonos sin las limitaciones de la Ley de Administración Financiera. Sin embargo, la oposición busca frenar el decreto mediante sesiones especiales en el Congreso, lo que ha llevado al gobierno a redoblar esfuerzos para evitar que dichas reuniones se concreten. “Con cepo no hay futuro”, expresaron desde fuentes cercanas al Ejecutivo, justificando la estrategia de gobernar por decreto si es necesario.
El martes, en Diputados, y el jueves, en el Senado, son los días clave para el debate del DNU 846. Mientras tanto, el oficialismo intensifica las negociaciones con los gobernadores de la oposición para alcanzar acuerdos que les permitan avanzar con el decreto. Una cumbre programada en Casa Rosada, con el ministro de Hacienda, Guillermo Francos, y varios mandatarios provinciales, podría definir el destino de la normativa. Sin embargo, las expectativas son moderadas. Según un gobernador, “si quieren el 846, tendrán que contemplar las demandas de las provincias en el presupuesto”.
Además de las tensiones por el DNU, la relación entre Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel sigue deteriorándose. Villarruel ha dejado claro que convocará una sesión en el Senado si reúne las firmas necesarias, lo que complica los planes del Ejecutivo. Este conflicto interno refleja la falta de cohesión dentro del oficialismo, donde Milei ha optado por un liderazgo solitario, distanciándose incluso de aliados potenciales. En paralelo, el oficialismo enfrenta cuestionamientos por su política de negociaciones transaccionales, una táctica que alimenta su fragilidad como gobierno minoritario. En este escenario de tensiones y enfrentamientos, el levantamiento del cepo sigue siendo una meta incierta y llena de obstáculos.