Las precipitaciones previstas para este fin de semana serán determinantes para la siembra de soja en Argentina, una actividad clave para la economía del país. Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el área destinada a la soja podría alcanzar las 19 millones de hectáreas, pero esto dependerá de las condiciones climáticas. “Hasta ahora no hay condiciones de humedad en la mayoría de las regiones agrícolas”, comentó Cecilia Conde, jefa de Estimaciones de la entidad, quien destacó la necesidad de que caigan entre “20 y 30 milímetros” en la Zona Núcleo para que los productores puedan poner en marcha las sembradoras.
El impacto de las lluvias no es solo una cuestión agrícola, sino también económica. La soja representa la principal fuente de divisas para Argentina, por lo que el éxito de la cosecha de otoño es crucial para el tipo de cambio, las reservas y el equilibrio fiscal. En este sentido, el sector agropecuario reclama medidas que faciliten la producción. Esta semana, la Mesa de Enlace, que reunió por primera vez a Andrea Sarnari, la nueva presidenta de Federación Agraria, enfatizó la necesidad de alivio fiscal y estímulos para el campo. “Urge que desde el gobierno se acompañe al sector para generar mejores condiciones, principalmente para la próxima cosecha”, señalaron los referentes del agro.
A pesar de las dificultades, los productores planean invertir 18 mil millones de dólares en la campaña de soja, aunque las cuentas no siempre cierran. En áreas de baja productividad, como el sur de Santa Fe o el oeste bonaerense, muchos lotes podrían quedar sin sembrar si los márgenes no mejoran. Por eso, el sector también está atento a posibles reducciones en los derechos de exportación. Una señal de disminución de las retenciones, aunque sea una promesa para marzo, podría incentivar una mayor siembra y, en consecuencia, una mayor entrada de divisas. En los círculos políticos, se comenta que el presidente Javier Milei podría estar más dispuesto que el ministro de Economía, Luis Caputo, a implementar una reducción de las retenciones, buscando fortalecer al campo no solo como un aliado electoral, sino también como una fuente clave de dólares para la economía.