El presidente argentino, Javier Milei, pronunció un fuerte discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, donde criticó abiertamente el funcionamiento y las políticas del organismo internacional. En su intervención, que no superó los 15 minutos, Milei arremetió contra la ONU, acusándola de promover políticas “socialistas” y de ser “incapaz” e “impotente” para ofrecer soluciones a conflictos globales. En un giro significativo, anunció que “la Argentina abandonará la posición de neutralidad histórica que siempre la caracterizó” y se posicionará “a la vanguardia de la lucha por la defensa de la libertad”.
Fiel a su estilo provocador, Milei abrió su discurso abordando de manera directa las iniciativas impulsadas por la ONU, particularmente aquellas relacionadas con la Agenda 2030, un pacto global para abordar problemas como el cambio climático y la inclusión social. Afirmó que la Argentina se “disoció” de este acuerdo y argumentó que, con el tiempo, la organización se ha transformado en un “Leviatán de múltiples tentáculos” que intenta dictar cómo deben vivir los ciudadanos en todo el mundo. “Una organización que había sido pensada esencialmente como un escudo para proteger el reino de los hombres se transformó en un modelo de gobierno supranacional”, sentenció.
Milei también hizo referencia a la actuación de la ONU en relación con la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, criticando la falta de acción del organismo. “Tampoco la organización ha cumplido su misión de defender la soberanía territorial de sus integrantes como sabemos los argentinos de primera mano en relación a las islas Malvinas”, subrayó. Aunque evitó realizar un reclamo formal sobre el territorio, su mención coincidió con el anuncio del restablecimiento de vuelos a las islas desde San Pablo, lo que resalta la tensión entre la diplomacia tradicional y su nuevo enfoque.
El presidente argentino enfatizó su convicción de que “la Agenda 2030, aunque bien intencionada en sus metas, no es otra cosa que un programa de gobierno supranacional de corte socialista”. Esta postura crítica se enmarca en su visión de que las soluciones a los problemas de la modernidad no deben comprometer la soberanía de los Estados ni los derechos de los individuos. En un llamado claro a la acción, Milei declaró que Argentina “no acompañará ninguna política que implique la restricción de las libertades individuales”, y propuso la creación de “la Agenda de la Libertad” como nueva dirección para el país en el ámbito internacional.
Con su discurso, Milei no solo desafió a la ONU, sino que también se dirigió a la comunidad internacional con un mensaje claro: Argentina cambiará su rumbo en la diplomacia global, adoptando una postura más activa y alineada con principios de libertad y derechos individuales. Este enfoque provocador fue observado con atención por los miembros de su delegación, incluidos su esposa Karina Milei y la canciller Diana Mondino, quienes presenciaron un momento que marca un antes y un después en la política exterior argentina.
La recepción del discurso fue variada, y desde el entorno del presidente se destacó que Milei “llama la atención sobre cosas que mucha gente opina y que nadie se atreve a expresar”. En un contexto donde el multilateralismo se encuentra bajo escrutinio, las declaraciones del presidente argentino resuenan con fuerza, y su anuncio de abandonar la neutralidad histórica de Argentina podría tener repercusiones significativas en su relación con otros países y organizaciones internacionales.
Tras su discurso, Milei tuvo reuniones bilaterales con líderes internacionales, incluido el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para discutir el acuerdo Europa-Mercosur y otros temas de interés regional. Con una agenda apretada y una nueva postura internacional, el presidente argentino busca redefinir el papel de su país en el escenario global.