Diputados de Mendoza aprueban la privatización de IMPSA, en medio de incertidumbre sobre su futuro comprador

La Cámara de Diputados de Mendoza aprobó este miércoles, con mayoría simple, la privatización de la empresa metalúrgica IMPSA. La firma, que en su momento perteneció a la familia Pescarmona, pasó a manos del Estado en 2021 tras caer en crisis económica. Ahora, en un contexto de incertidumbre sobre cuál será el grupo privado que se hará cargo, la empresa podría ser la primera en ser privatizada bajo el mandato del presidente Javier Milei antes de fin de año. La medida fue aprobada por 27 votos a favor, 17 en contra y 3 ausencias.

El debate en la legislatura dejó en claro las diferencias entre los bloques políticos. El oficialismo, liderado por la UCR y apoyado por el PRO y La Libertad Avanza, votó a favor de la privatización. En tanto, los votos negativos provinieron del Partido Justicialista, La Unión Mendocina y bloques independientes. Jorge López, diputado de la UCR, defendió la privatización afirmando que “la venta permitirá que la empresa mantenga su perfil competitivo y de renombre internacional”. En contraposición, la diputada Gabriela Lizana, del Frente Renovador, expresó su preocupación por la pérdida de autonomía energética que podría conllevar la venta de la compañía, señalando que “IMPSA no es cualquier empresa, y este es un momento crucial para la soberanía energética en nuestro país”.

El próximo paso en este proceso será la votación en el Senado provincial, que se espera en los próximos 15 días. De aprobarse, el 21% de las acciones que actualmente están en manos de la provincia podrían pasar a manos privadas. No obstante, aún persisten las dudas sobre cuál será el grupo que finalmente se hará con la compañía. Si bien han mostrado interés empresas de Estados Unidos, España y Chile, la única que hasta ahora ha presentado una oferta formal es la estadounidense ARC Energy, especializada en la fabricación de equipamientos para la industria del petróleo y gas.

IMPSA: una empresa clave con un futuro incierto

IMPSA es una empresa de alta relevancia tanto a nivel nacional como internacional, con un 85% de su producción destinada a la exportación y presencia en más de 40 países. La compañía fabrica equipamiento para las industrias de petróleo y gas, así como para la energía hidroeléctrica, nuclear, eólica y solar fotovoltaica. Entre sus principales clientes se encuentran entidades como YPF, Enarsa, el Ejército de Estados Unidos y Nucleoeléctrica Argentina.

La empresa atravesó una profunda crisis financiera en 2010, cuando acumuló deudas debido a proyectos fallidos en Brasil y Venezuela. En 2021, el gobierno de Alberto Fernández intervino para estatizarla, otorgándole un rescate financiero de 1.800 millones de pesos. A pesar de nuevos contratos firmados en 2022 por un total de 250 millones de dólares, IMPSA no logró revertir su déficit, y la administración de Javier Milei ha mostrado intenciones de privatizarla.

La situación laboral de los 720 empleados de IMPSA también ha sido motivo de preocupación, ya que en los últimos meses el gobierno nacional tuvo que cubrir los salarios debido a la caída de proyectos y la demora en el pago de aguinaldos. Esto ha generado incertidumbre sobre el futuro de la planta y su personal, en medio de un proceso de licitación que podría extenderse hasta fines de año si no se presentan nuevas ofertas.

El debate sobre la soberanía energética y la venta de IMPSA

El debate sobre la privatización de IMPSA ha generado fuertes posiciones encontradas. Para el diputado José Luis Ramón, quien votó en contra de la medida, “la provincia se está desprendiendo de un activo de alto valor, con más de 700 empleados capacitados para competir en el mercado internacional”. Ramón criticó que la venta se realice a un “valor cero”, lo que podría significar una pérdida de oportunidades para Mendoza.

Por su parte, el diputado Gustavo Cairo, de La Libertad Avanza, apoyó la privatización con la esperanza de que “IMPSA vuelva a las grandes ligas y no dependa de contratos menores para equilibrar sus cuentas”. Mientras tanto, el futuro de la empresa sigue en juego, y se espera que el proceso de privatización continúe avanzando en las próximas semanas, cuando venza el plazo para que ARC Energy formalice su oferta y se inicien los procedimientos para recibir mejores propuestas.

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