En el contexto actual del mercado inmobiliario argentino, aquellos que no cuentan con el monto total para adquirir una propiedad tienen ahora una variedad de opciones para financiar su compra. Los créditos hipotecarios para viviendas usadas o nuevas han comenzado a resurgir en los últimos meses, ofreciendo una salida para quienes desean acceder a su casa propia. Además, surge una alternativa cada vez más popular: adquirir propiedades “desde el pozo”, es decir, durante su construcción. En este caso, los desarrolladores ofrecen distintos tipos de financiación, lo que plantea la pregunta sobre si es más conveniente endeudarse en pesos o en dólares.
Damián Tabakman, presidente de la Cámara de Desarrolladores Urbanos (CEDU), detalla la modalidad más común en este segmento: “En su mayoría, los desarrolladores financian en cuotas durante el plazo de construcción con un anticipo en dólares y el resto en cuotas ajustadas por el índice de la Construcción (CAC). Al momento de la entrega de la unidad, el precio está completamente cancelado”, explica. Esta modalidad no requiere de requisitos adicionales, más allá del pago del anticipo y el compromiso de abonar las cuotas.
En contraste, los créditos hipotecarios bancarios, que están destinados a la compra de unidades terminadas o usadas, siguen siendo una opción viable. Estos créditos, a plazos de 20 o 30 años, se ajustan en Unidades de Valor Adquisitivo (UVAs), las cuales están ligadas a la inflación, con tasas de interés que oscilan entre el 5% y el 7% anual. Para acceder a este tipo de financiación, los solicitantes deben cumplir con requisitos bancarios, como no tener deudas en el Veraz, contar con ingresos en blanco adecuados y aportar aproximadamente el 30% del valor del inmueble como anticipo.
A pesar de las expectativas moderadas respecto al despegue de los créditos hipotecarios, el analista Germán Gómez Picasso, de Reporte Inmobiliario, señala un creciente entusiasmo entre los potenciales compradores. “Nos vamos a sorprender con la cantidad de créditos en marcha hacia noviembre y diciembre, aunque todo viene lento por no haber estado aceitado el sistema que recién ahora empieza a funcionar”, afirma Gómez Picasso.
En cuanto a la financiación proporcionada por los desarrolladores con capital propio, esta sigue siendo una opción menos común pero destacada. Juan Manuel Tapiola, CEO y fundador de Spazios, menciona que su empresa ha ofrecido financiamiento a 30 años desde hace una década. Según Tapiola, el esquema incluye un adelanto fijo de 15.000 dólares, seguido de cuotas en pesos ajustadas por el CAC, y una “cuota alquiler” al momento de la posesión del inmueble. Esta modalidad no exige requisitos adicionales, lo que resulta atractivo para muchos compradores que, según una encuesta interna, no calificarían para un crédito bancario tradicional.
Otras empresas, como el Grupo Ecipsa y el Grupo Flamma, también ofrecen opciones de financiamiento propio. Ecipsa, presidida por Jaime Garbarsky, brinda financiamiento hasta la entrega o post entrega, con un 20% de anticipo y el saldo restante en cuotas durante la construcción. Flamma, dirigido por Sebastián Orlandi, presenta una modalidad donde se paga un anticipo del 30% y luego 60 cuotas mensuales en pesos o dólares. Orlandi destaca que, a pesar de la financiación propia, la colaboración con bancos para extender los plazos de financiación es crucial. “La clave es la financiación intermedia de bancos para que los desarrolladores puedan ofrecer plazos de 240 meses”, comenta Orlandi.
En resumen, el mercado inmobiliario argentino ofrece una variedad de opciones para financiar la compra de propiedades, desde créditos hipotecarios tradicionales hasta planes de financiación directa por parte de los desarrolladores. La elección entre endeudarse en pesos o dólares y los diferentes esquemas de financiación disponibles ofrecen a los compradores varias alternativas para adaptarse a sus necesidades y capacidades económicas.