Impacto de las retenciones a la soja: pérdidas millonarias y propuestas para revitalizar el sector

La evolución de la producción sojera en Argentina ha experimentado un marcado retroceso en los últimos años, impulsado en gran medida por las retenciones a las exportaciones, que se sitúan en un 33%. Este impuesto ha generado una serie de consecuencias negativas tanto para los productores como para la economía nacional, según un estudio reciente realizado por Pablo Adreani, especialista en mercados agrícolas. Entre 2013 y 2023, la superficie sembrada con soja se redujo en 3,4 millones de hectáreas, afectando severamente la producción y la entrada de divisas al país.

Uno de los datos más reveladores del informe es que la mayor disminución en la superficie sembrada no se dio en las regiones más alejadas de los puertos, como el noreste y noroeste argentinos (NEA y NOA), sino en la zona núcleo, el corazón productivo del país. “La zona donde más redujo la superficie de siembra ha sido la núcleo, con una pérdida de 1,578 millones de hectáreas”, destacó Adreani. Esto sugiere que las retenciones han afectado a los márgenes del cultivo de manera uniforme, independientemente de la proximidad a las terminales portuarias.

El impacto económico de esta caída en la producción es considerable. Durante la última década, se estima que la pérdida de divisas debido a las retenciones a la soja alcanzó los 28,502 millones de dólares. Adreani calculó que, entre 2013 y 2023, se dejaron de producir 8,120,000 millones de toneladas de soja, lo que representa una pérdida de ingresos por exportaciones de 3,400 millones de dólares. Además, la caída en la superficie y producción de soja ha afectado negativamente a la molienda de la oleaginosa y a las exportaciones de sus derivados, como aceite y harina, productos clave en la balanza comercial del país.

Frente a este panorama, Adreani propone una reducción de los derechos de exportación del 33% al 25%, lo que, según su análisis, podría revitalizar el sector sojero y generar un ingreso adicional de divisas de 5,000 millones de dólares. “Una baja de las retenciones podría estabilizar el ingreso de divisas del complejo oleaginoso agroindustrial durante 12 meses, al reducir la dependencia de cultivos más estacionales como el maíz y el trigo”, explicó. Además, Adreani subraya que esta medida permitiría una diversificación de la matriz productiva y agroexportadora, lo que también contribuiría a mitigar el riesgo climático al expandirse la siembra de soja en regiones como el norte del país.

Los beneficios potenciales de una reducción en las retenciones no se limitan solo al aumento de la superficie sembrada y la producción. Según estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), esta medida podría elevar la producción de soja de 50 a 61 millones de toneladas en la próxima campaña, lo que se traduciría en un ingreso de divisas superior a los 23,000 millones de dólares para 2025. “Es imperioso bajarlas hoy mismo”, concluyó Adreani, señalando que la reactivación del sector sojero es crucial para la economía argentina en un contexto de creciente necesidad de dólares.

En resumen, las retenciones a la soja han tenido un efecto profundamente negativo en la producción agrícola y en la economía del país. Sin embargo, la posibilidad de reducir estos derechos podría abrir una puerta para la recuperación y el fortalecimiento de un sector vital para Argentina.

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