En la jornada de ayer, el contado con liquidación (CCL), un tipo de cambio utilizado por empresas para dolarizarse, registró su sexta baja consecutiva, cerrando en $1.267 y convirtiéndose en la opción más barata del mercado. Muy cerca le siguió el dólar MEP, que cerró en $1.272,5. Mientras tanto, el dólar blue, que se negocia en el mercado informal, subió cinco pesos, alcanzando los $1.360. Aún más lejos, el dólar tarjeta, utilizado para compras en el exterior, llegó a $1.533.
Durante el mes, el CCL ha experimentado una baja del 1,2% y el MEP un descenso del 0,9%. Sin embargo, ambos han registrado subas de alrededor del 30% en lo que va de 2024, una cifra considerablemente inferior al 90% de inflación proyectada para este año. Estos incrementos son también el doble del alza registrada en el tipo de cambio oficial, que ha mantenido un ajuste gradual del 2% mensual, según la política de crawling peg implementada por el gobierno de Javier Milei.
El 1 de julio, el CCL alcanzó los $1.340, en medio de las dificultades del Banco Central para acumular reservas, lo que generó dudas en el mercado sobre la capacidad del gobierno para sostener el crawling peg en un contexto de escasez de divisas. No obstante, el panorama comenzó a cambiar cuando el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció la intervención en el mercado de dólares financieros con el objetivo de reducir la brecha cambiaria, que en julio superaba el 50%. Desde entonces, el gobierno ha inyectado US$ 300 millones en ese segmento, logrando disminuir la brecha al 37% y moderar las expectativas de devaluación.
La caída del CCL se profundizó la semana pasada, coincidiendo con un fortalecimiento de las monedas regionales. Según Portfolio Personal Inversiones (PPI), el peso argentino repuntó un 2,2% en las últimas tres jornadas, lo que atribuyen al ingreso de capitales destinados al pago de impuestos, especialmente en el marco del vencimiento de las declaraciones de Bienes Personales a finales de septiembre. “El CCL, inversa del peso, dejó atrás el fatídico inicio de la última semana cuando el contexto internacional se volvió sumamente adverso para los activos de riesgo”, señalaron desde PPI. Además, destacaron la apreciación del real brasileño en un 0,2%, lo que contribuyó a la buena performance del peso argentino.
Por otro lado, Puente destacó que “las monedas de países emergentes se debilitaron en el último mes como consecuencia del alza del dólar. Es esperable que se mantenga la fortaleza relativa del dólar frente a estas monedas, que a su vez enfrentan ciclos de suavización en la política monetaria, lo que debilita los tipos de cambio”.
En este contexto de aparente calma cambiaria, los bonos en dólares registraron leves subas, mientras que el riesgo país apenas descendió tres puntos básicos, ubicándose en 1.557. La resistencia del indicador de JP Morgan para mostrar una baja sostenida refleja la cautela de los inversores, quienes aguardan señales más concretas antes de modificar su perspectiva sobre la economía argentina.
Según Juan Manuel Franco, Economista Jefe de Grupo SBS, esta semana el mercado local estará atento a dos datos clave: el índice de inflación nacional de julio, que se dará a conocer el miércoles, y el dato fiscal base caja de julio, previsto para el viernes. “El mercado seguirá enfocado en la dinámica de las reservas netas, que continúan en terreno negativo y sin señales de acumulación en el corto plazo”, advirtió Franco, destacando la incertidumbre que aún persiste en el horizonte económico del país.