La tensión entre el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y su homólogo argentino, Javier Milei, ha alcanzado un nuevo punto álgido en las redes sociales, con intercambios cargados de acusaciones de “satanismo” y proclamaciones de “fe en Dios”. Este enfrentamiento se intensifica en un contexto donde ambos líderes utilizan tanto la política como lo espiritual en sus discursos.
En una reciente conferencia, Maduro acusó a Elon Musk y a Milei de formar parte de sectas satánicas, señalando que estos “símbolos diabólicos” influyen en sus acciones. “Son sectas satánicas del poder estadounidense que han articulado sectas satánicas como la de Milei, o en Venezuela sectas satánicas como fascismo este que ha atacado al país”, declaró el mandatario venezolano, agregando una dimensión espiritual a su habitual retórica contra sus oponentes políticos.
Por su parte, Milei no tardó en responder a través de un posteo en la red social X, donde acusó a Maduro de intentar exterminar “a nuestras mujeres y a nuestros hijos, y para apoderarse de nuestros despojos”. El presidente argentino apeló a una retórica de resistencia y fe, afirmando: “Nosotros, en cambio, luchamos por nuestra vida y por nuestras costumbres. El cielo los aplastará delante de nosotros ¡no les tengan miedo!”. Esta frase, que Milei ha utilizado desde su campaña, hace referencia a una cita del Antiguo Testamento, del libro de los Macabeos, capítulo 3, versículo 19.
Este intercambio de acusaciones y citas bíblicas se produce tras las controvertidas elecciones en Venezuela, donde Maduro se proclamó reelecto en medio de acusaciones de fraude por parte de la oposición y condenas internacionales. La disputa con Milei se ha intensificado desde entonces, con ambos líderes usando un lenguaje cada vez más beligerante y espiritual.
Milei también criticó la falta de apoyo de otros líderes latinoamericanos, como Lula da Silva, Gustavo Petro y Andrés Manuel López Obrador, a quienes acusó de no exigir transparencia en las elecciones venezolanas. “Esos imbéciles son cómplices”, sentenció Milei, apuntando contra lo que él llama la “progresía ‘bienpensante'”.
En el marco de esta creciente hostilidad, la embajada argentina en Caracas fue cerrada, y su personal regresó a Buenos Aires, quedando el lugar bajo la administración de Brasil, con seis asilados políticos de la oposición venezolana. En reciprocidad, Caracas cerró su embajada en Argentina, exacerbando aún más las tensiones diplomáticas entre ambos países.
El enfrentamiento entre Maduro y Milei no solo refleja la polarización política, sino también una lucha por la narrativa espiritual que cada uno busca imponer. Mientras Maduro habla de una lucha entre el bien y el mal contra el fascismo, Milei se presenta como un defensor de la fe en Dios y las costumbres tradicionales, ampliando así el campo de batalla más allá de la política convencional.