Buenos Aires – En un intento por estabilizar la economía y abordar las preocupaciones del mercado sobre la evolución de las reservas y la dinámica cambiaria, el Gobierno ha avanzado en la implementación de la segunda fase de su programa económico conocido como “Emisión Cero”. Esta medida, que había sido anticipada por los funcionarios Santiago Bausili y Luis Caputo hace tres semanas, implica que la deuda en manos del Banco Central será transferida al Tesoro, buscando evitar la emisión de pesos asociada al pago de intereses.
Desde el inicio de la jornada del lunes, el Banco Central “cerró” la ventanilla de pases pasivos, un instrumento de deuda a corto plazo que la entidad colocaba con los bancos y que hasta el viernes acumulaba un stock de $11.7 billones. Este exceso de liquidez se espera que se traslade a las nuevas “Letras Fiscales de Liquidez” (LEFI), emitidas recientemente por el Tesoro Nacional y administradas por el Banco Central. Las LEFI, al igual que los pases, están regidas por la tasa de política monetaria, la cual se mantuvo en el 40% anual vigente, a pesar de las expectativas del mercado de una posible subida de tasas.
Las nuevas letras ofrecen un mayor atractivo para las entidades financieras debido a que los intereses que devengan no están sujetos al Impuesto a los Ingresos Brutos, lo que implica una mejora de 3,2 puntos porcentuales en la tasa final que reciben los bancos. “La expectativa oficial es que el grueso de ‘la bola de pases’ se traslade rápidamente a las LEFI”, indicó un portavoz del Banco Central. La licitación de estas letras se extenderá durante todo el día, y los resultados se esperan para la mañana del martes.
Simultáneamente, el mercado está atento a la nueva licitación de deuda del Tesoro, programada para el miércoles. La Secretaría de Finanzas enfrenta vencimientos por $3.8 billones y ha presentado una serie de opciones que incluyen dos Lecap en pesos, con vencimientos en noviembre y marzo próximos, cinco bonos ajustados por CER y cuatro títulos vinculados al dólar. “Todavía queda pendiente que se confirmen qué bonos en mano de bancos se canjearán”, recordaron en PPI. “Tras haber eliminado una cantidad significativa de puts (78% de las opciones americanas), creemos que el sector bancario podría realizar modificaciones en su cartera de activos”, añadieron.
La consultora Ecolatina también expresó su opinión sobre los posibles movimientos del Tesoro respecto al pago de intereses de las nuevas letras. “El hecho de que la autorización de la emisión ($20 billones) sea bastante superior al stock de Pases ($12 billones) actual puede dar una pista de que el fisco se inclinaría por la segunda opción”, explicaron. En esencia, se trata de una medida para replicar las condiciones financieras de los antiguos pases pasivos, permitiendo a los bancos revender las letras al Banco Central en caso de necesidad de liquidez.
Por su parte, la consultora LCG destacó que los efectos de estas medidas “son de segundo orden”, subrayando que, aunque las nuevas letras funcionen como un destino inmediato de los excesos de liquidez de los bancos, el impacto general en el mercado será limitado. “Al comprarse y venderse diariamente (aunque el plazo de emisión sea de un año) a valor técnico y al tener una tasa variable, se están replicando las condiciones financieras de los antiguos pases pasivos, que eran a 1 día”, concluyeron.
Con estas acciones, el Gobierno busca mantener el control sobre la liquidez del mercado y evitar una emisión excesiva de pesos que pueda desestabilizar la economía, en un contexto de constantes desafíos y ajustes económicos.