En un giro notable para una empresa pública, Agua y Saneamientos Argentinos (AySA) ha logrado en mayo su primer equilibrio operativo desde 2019, sin déficit en sus cuentas. Este logro se produce tras importantes aumentos tarifarios y una estricta reducción de gastos, y se anticipa que AySA dejará de requerir subsidios del Estado nacional en los próximos meses.
En mayo, AySA recibió autorización gubernamental para incrementar sus tarifas en un 209%. Este aumento fue seguido por un ajuste del 2,77% en junio y otro incremento del 6,3% a partir del 1 de julio. “Hasta el momento, AySA es la empresa estatal que logró la mayor reducción de sus gastos y eficiencia en relación con su operación, ya que los resultados económicos acumulados en los primeros cinco meses de 2024 demuestran una significativa reducción del déficit total”, comunicó la empresa. En comparación, el año pasado, el déficit fue equivalente a 380 millones de dólares, mientras que este año se proyecta un superávit de 8 millones de dólares, con una rentabilidad positiva del 3%.
Estrategias de Ahorro y Aumentos Tarifarios
La gestión actual de AySA ha incrementado los ingresos en un 22% respecto a 2023 en términos reales, representando unos $33.000 millones adicionales. Al mismo tiempo, se redujeron los gastos operativos brutos en un 16% interanual, equivalente a $40.700 millones. Este ahorro, junto con el aumento tarifario del 209% y las indexaciones mensuales, ha permitido a la empresa estatal alcanzar el equilibrio operativo y encaminarse hacia el superávit.
Según los datos obtenidos por Clarín, AySA registró en mayo ingresos por $52.300 millones y gastos operativos brutos de $51.700 millones, resultando en un saldo positivo de $600 millones. La empresa planea destinar estos fondos a inversiones en nuevas obras para mejorar la eficiencia de los servicios. Dentro de este plan de eficiencia, AySA implementará una estrategia para reducir las pérdidas físicas de agua potable, lo que permitirá recuperar 500.000 m³/día de agua, equivalente al consumo de 1 millón de personas, y reducir los gastos en insumos químicos y energía de bombeo. “Además, se reforzará la continuidad del plan de micromedición para alcanzar una facturación basada en el servicio medido y más justa para los usuarios”, anticiparon fuentes de AySA.
Reducción de Gastos y Planes Futuros
En términos de reducción de gastos, los objetivos de AySA para fin de año incluyen una disminución del 45% en vigilancia, 43% en limpieza, 35% en telefonía, 24% en la flota de vehículos, y 15% en la masa salarial mediante la reducción del 35% de las horas extras y un programa de retiros voluntarios. Las obras de mejora y mantenimiento están en etapa de priorización y revisión. En 2023, los ingresos tarifarios de AySA solo cubrieron el 52,2% de los gastos operativos, necesitando subsidios del Tesoro Nacional para asegurar la calidad y continuidad de los servicios. Desde mayo, sin embargo, los costos operativos podrán sostenerse únicamente con los ingresos tarifarios.
En lo que va del año, AySA ha requerido un 35% menos de subsidios comparado con el mismo periodo de 2023. Las transferencias del Estado se utilizarán solo como reserva para gastos extraordinarios, pago de obligaciones negociables y contingencias no operativas. Incluyendo recursos y gastos de capital, el déficit financiero total de AySA entre enero y mayo cayó un 69% interanual, representando $212.000 millones. La gestión de AySA tiene como objetivo final “transformar a AySA en una firma financieramente sostenible y operativamente eficiente”, buscando atraer inversores futuros para privatizar la concesión, en línea con el plan económico del gobierno de Javier Milei.