En el seno del peronismo bonaerense, la tensión ha llegado a su punto álgido con un enfrentamiento público entre Mayra Mendoza, intendenta de Quilmes, y Jorge Ferraresi, su par de Avellaneda. El conflicto se desencadenó durante un acto en la gobernación de La Plata, convocado por Axel Kicillof para la firma de acuerdos de leasing por 4.000 millones de pesos con municipios. Lo que debía ser un encuentro protocolar y celebratorio se transformó en un escenario de confrontación política.
Mendoza, conocida por su alineación con La Cámpora, manifestó abiertamente su descontento hacia Ferraresi, a quien acusó de deslealtad por organizar un acto en Bernal sin previo aviso ni invitación. “¡Sos un cagón!”, expresó Mendoza en un momento de exasperación, reflejando así el malestar por lo que considera una maniobra para socavar su influencia dentro del partido. La situación se complicó aún más con la presencia incómoda de Gastón Granados, intendente de Ezeiza, entre ambos dirigentes.
El acto en cuestión, auspiciado por la agrupación “Peronismo por la Soberanía”, fue interpretado por los seguidores de Mendoza como una afrenta directa hacia su figura y un intento de debilitar su posición política. Gabriel Berrozpe, uno de los organizadores del evento, elogió públicamente a Ferraresi, destacándolo como un líder peronista ejemplar que fortalece la gestión de Kicillof. Estos comentarios, lejos de calmar las aguas, profundizaron las divisiones internas entre los sectores del kirchnerismo en la provincia.
En respuesta, voceros cercanos a Mendoza recalcaron que el descontento no solo se centra en la figura de Ferraresi, sino también en la aparente indiferencia de Kicillof ante el conflicto interno que se ha exacerbado. Según relatos desde Quilmes, la intendenta habría expresado su malestar directamente al gobernador, instándolo a tomar una posición más activa para mitigar las tensiones dentro del partido.
El incidente no parece ser un hecho aislado en el complejo entramado político del peronismo bonaerense, donde las rivalidades y estrategias internas se intensifican con miras a las elecciones internas y nacionales unificadas en noviembre. Mientras Ferraresi planea otro acto en Lanús, bajo el lema “La Patria no se vende”, la disputa por el control de la Tercera Sección Electoral promete mantener la agitación política en las semanas venideras.
El desafío para el gobernador Kicillof será manejar hábilmente estas tensiones internas mientras se prepara para el final de su mandato sin posibilidad de reelección. Con figuras como Mendoza y Ferraresi perfilándose como posibles sucesores, el futuro político del peronismo en Buenos Aires se presenta incierto y lleno de incógnitas que podrían definir el rumbo del partido en los próximos años.