Diversos economistas coinciden en que, tras el alarmante 25,5% de inflación registrado en diciembre, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) seguirá elevado en enero y febrero antes de experimentar un descenso. Estos expertos sostienen que es crucial que el Gobierno no solo tome medidas en el ámbito fiscal, sino que también presente un plan de estabilización.
Manuel Adorni, vocero presidencial, destacó que el Gobierno logró “evitar una hiperinflación”. Sin embargo, Andrés Borenstein, economista jefe de la consultora Econviews, opinó que el Gobierno está “bajando las expectativas”. Destacó la importancia de no generar expectativas desmedidas, como hizo el expresidente Macri, y consideró que el número del 25% era esperado por la mayoría de los economistas. Borenstein advirtió que si la inflación en febrero supera el 20%, sería indicativo de problemas y sería la primera prueba para evaluar la efectividad del plan de Milei.
En relación con los salarios, Borenstein indicó que, junto con un plan de estabilización, “Milei en algún momento tiene que sentar a todos sobre la mesa y dar la señal de que salarios y precios van a ir más o menos en determinada velocidad”. Aunque reconoció que en este momento no hay un plan de estabilización, consideró que se están creando las condiciones necesarias para implementarlo, generando credibilidad y avanzando hacia un déficit cero. Sin embargo, expresó sus dudas sobre el tipo de cambio y la necesidad de una posible aceleración en febrero para preservar la competitividad cambiaria.
Otros economistas, como Daniel Artana de la consultora FIEL, responsabilizan a la gestión de Alberto Fernández por los niveles inflacionarios actuales. Artana destacó la necesidad de resolver el tema fiscal y las distorsiones de precios relativos, pero subrayó que estas no son condiciones suficientes. Insistió en la importancia de un programa de estabilización para que la gente crea que el gobierno busca reducir la tasa de inflación. Por último, los economistas expresaron sus dudas sobre el tipo de cambio y la necesidad de acelerar su ajuste para preservar la competitividad, al tiempo que señalaron la liberalización de mercados como un factor de inestabilidad presente y futuro.
