Los 855 Centros de Inclusión Comunitaria (CIC) distribuidos en todo el país ofrecen una amplia gama de propuestas para el desarrollo humano, desde capacitación en oficios y trabajo ambiental hasta actividades para las infancias y producción con materia prima local. Estos espacios fueron creados en base a los intereses de cada barrio, donde los vecinos y los referentes municipales y provinciales colaboran en el diseño e implementación de actividades que satisfagan las demandas y necesidades locales. El programa “Participar en Comunidad”, a cargo de la Subsecretaría de Desarrollo Humano del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, impulsa estas políticas de cuidado y de inclusión laboral, que se han convertido en prioridades en los territorios.
En un balance realizado al cumplirse 40 años de democracia, se destaca que estas políticas sociales han experimentado un crecimiento significativo desde 2004, cuando la entonces ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, impulsó su expansión. Durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner en 2015, se alcanzó el número máximo de 847 espacios comunitarios en la mayoría de las provincias. Actualmente, se ha reactivado el impulso a estos centros mediante más de 200 convenios con municipios y organizaciones comunitarias desde 2020, abarcando áreas como el equipamiento, el cuidado ambiental, el reciclaje, la inclusión tecnológica, el fortalecimiento deportivo y cultural, la soberanía alimentaria y las temáticas indígenas.
La subsecretaria de Desarrollo Humano, Laura Berardo, destaca que estos espacios buscan construir una “Argentina federal” en la cual la participación ciudadana y la planificación colectiva sean fundamentales. Se ha puesto énfasis en la transformación de la comunidad de meros receptores de programas a ser referentes en sus barrios. Además, los CIC han desempeñado un papel clave durante la pandemia, brindando asistencia alimentaria, realizando hisopados y promoviendo medidas preventivas en los barrios. Ahora, sin la crisis sanitaria, los centros han ampliado sus actividades, como cursos de peluquería, exposiciones de tejidos y juguetes confeccionados localmente, y acciones ambientales y sustentables en diferentes barrios.
Estos espacios comunitarios se han convertido en un pilar fundamental para el acceso a derechos y políticas públicas, permitiendo la participación activa de los habitantes de las comunidades en las que se encuentran. A través de su protagonismo, se generan propuestas que promueven el desarrollo y el cuidado de aquellos en situación de vulnerabilidad. En este sentido, se destaca el fortalecimiento de la participación popular como un logro de la democracia en Argentina.