YPF, la empresa petrolera argentina, y la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP) de Chile, firmaron un acuerdo comercial este lunes para reiniciar la exportación de petróleo crudo desde Vaca Muerta, un yacimiento en Argentina, a través del sistema Oleoducto Trasandino (Otasa) que conecta ambos países. El Otasa ha estado inactivo desde 2006. El contrato, que durará aproximadamente 45 días, contempla una compra de cerca de 41.000 barriles por día, que serían entregados entre mayo y junio próximos.
Según un comunicado de ENAP, se trata de una operación habitual de compra, pero con la relevancia de ser el paso inicial para el reinicio de la interconexión energética-petrolera entre ambos países, en el largo plazo. Julio Friedmann, el general de ENAP, explicó que el acuerdo comercial es un paso más hacia el objetivo de poner en marcha el oleoducto trasandino y les permitirá también realizar pruebas tempranas de importación de crudo desde Argentina. Además, entregará información esencial para tomar definiciones futuras en el lado logístico y operacional.
El Oleoducto Trasandino (Otasa) es una empresa cuya titularidad comparten ENAP (36,25%), YPF (36%) y Chevron (con 27,75%), y que vincula Vaca Muerta con Chile. El ducto tiene una capacidad para transportar 17.500 metros cúbicos por día, equivalentes a 110.000 barriles diarios. La reactivación de este proyecto permitirá incrementar la capacidad de transporte del petróleo incremental que se produce en la formación neuquina de Vaca Muerta. El proyecto de Otasa, que extiende el sistema de transporte desde Vaca Muerta hacia el oeste, convive con el Oleoducto del Valle (Oldelval) que se encuentra próximo a un proceso de duplicación de capacidad con obras por más de 1.100 millones de dólares al 2035.
En tiempos de precios energéticos altos, la industria local tiene en Vaca Muerta la posibilidad de multiplicar sus exportaciones, lo que requiere una adecuación del transporte mediante inversiones que son de recupero a largo plazo. De esta manera, se estima que se le podrá ir dando una solución transitoria a la situación actual de saturación de los ductos en operación, lo que requiere de obras millonarias de ampliación para acompañar las proyecciones de aumento de producción de petróleo de las compañías.